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Los 10 mandamientos de la 'slow fashion'

El fenómeno slow conquista nuestros armarios. Más que un estilo, es una toma de postura ética y duradera. ¿Cómo vestirse respetando el entorno y a los seres humanos? ¿Cuáles son los gestos y las actitudes que puedes adoptar para unirte a este movimiento eco?

Traje de H&M Conscious, la colección sostenible de H&M en la que "cada artículo contiene al menos 50% de poliéster reciclado de botellas PET usadas, algodón orgánico, lana reciclada o tejido Tencel Lyocell". / h&M

V. Zocchetti/ V. de los Ríos

1. Combatirás la compra compulsiva

Nada mejor que una sobredosis de ropa a precios tirados para recuperarse de un ataque de estrés. Y, sin embargo, si tomáramos conciencia de lo que se esconde detrás de una ganga, despreciaríamos rápidamente estos ataques consumistas. Es lo que ha probado el movimiento Fashion Revolution con su distribuidor de camisetas a 2 €, instalado en la Alexanderplatz, en Berlin. Atraídos por ese precio imbatible, gran número de peatones cayeron en la tentación, pero, al mismo tiempo, cuando se retiraban, se ponía en marcha un video que mostraba las condiciones de trabajo de aquellos y aquellas que habían confeccionado esta pequeña prenda aparentemente inocente, o sea millones de trabajadores trabajando 16 horas al día por 0,13 € la hora. Después de la grabación, ocho clientes sobre 10 renunciaron a la camiseta, que de otro modo se habría unido sin duda a su sobrecargado vestidor. Porque, en esto también, es urgente ponerse a régimen. Las ventas de ropa han aumentado de los 1.000 millones de dólares en 2002 a los 1.800 millones en 2015. ¿La razón? Espoleados por la fast fashion, los consumidores conservan sus prendas dos veces menos tiempo. Si esta tendencia persiste, se necesitarán dos veces más recursos naturales en 2050 que en el año 2000 para fabricarlas. Así que ya es hora de seguir el consejo de Livia Firth, fundadora de la web Eco-Age y del Green Carpet Challenge: compra solo piezas que te comprometas a llevar al menos 30 veces.

2. Escogerás bien los básicos

Y no porque lo digamos nosotras, sino porque lo afirman los que entienden de esto. Adolfo Domínguez es uno de los diseñadores españoles más comprometidos con la corriente de una moda sostenible. Abandera la filosofía del “menos es más” y considera que el reto está en cambiar el modelo de consumo. “Lo sostenible es tener una falda que dure 10 años y apostar por un armario de calidad, con prendas de diseño atemporal”, señala. Con campañas como las de “Sé más viejo”o “Piensa. Luego compra” invita a reflexionar acerca del estilo frente a la última tendencia.

3. Elegirás el vintage

La ropa usada, tanto si es vintage como si no alcanza esta categoría tan preciada, genera un impacto positivo en el medioambiente al frenar el hiperconsumo y la superproducción, así que es hora de repensar cómo nos vestimos. Según un estudio realizado por el portal de ventas de ropa de segunda mano Micolet, el 38% de las españolas ya adquieren este tipo de prendas y el porcentaje se duplica en relación con la generación Z. En resumen, la prenda más sostenible es la que ya existe y se reutiliza. Da escalofríos pensar que cada español se deshace de una media de siete kilos de ropa al año, lo que supone unas 326.000 toneladas anuales. Solo con duplicar la vida útil de la ropa de un año a dos se reducen un 24% las emisiones de gases de efecto invernadero en un año. ¿De verdad vas a abandonar la americana con estampado animal print que te compraste el año pasado?

4. Tendrás en cuenta la economía circular

“Hoy la fast fashion representa un volumen de negocio de 35.000 millones de dólares, mientras que la segunda mano llega a los 24.000”, explica Marina Coutelan. A este ritmo, se estima que esta última llegará a los 64.000 millones en 2018, cuando la fast fashion se haya detenido en los 44.000 millones. Para ser verdaderamente eco-compatible, hay que seguir este movimiento mundial y revender nuestra ropa en un negocio de depósito-venta, en la plataforma Vinted o, para las prendas de alta gama, en Vestiaire Collective… Otras opciones: Cyrillus, que acaba de lanzar su web Seconde Histoire, Guess, que se ha asociado con I:Collect (proveedor de soluciones para la colecta, la clasificación certificada y la reutilización de ropa y de zapatos) o H&M, que apuesta por recoger ropa usada a cambio de descuentos. La firma sueca fue la primera en apostar por esta iniciativa de reciclaje textil y alcanzó las 20.000 toneladas solo en 2018. Aunque la economía circular es también tener la posibilidad de alquilar. En 2018, los cofundadores del gigante chino Ali Baba invirtieron 20 millones de dólares en el portal de alquiler Rent The Runaway. El grupo Kering ha anunciado, el pasado año, que está meditando sobre una fórmula de abono. Y, este verano, Urban Outfitters lanzó Nuuly, su plataforma de alquiler destinada a consumidores que quieren vestirse de forma más responsable.

5. Te inspirarás en los más jóvenes

Si sigues a los influencers en sus redes sociales, imita también sus buenas costumbres, porque los millennials y la generación Z son el grupo social más preocupado por todo lo que tiene que ver con la sostenibilidad, de acuerdo con el informe Pulse of the fashion industry 2019, realizado por Boston Consoulting Group. Estos nuevos hábitos de consumo están impulsando también una producción más ecológica, con un menor impacto sobre los recursos naturales, aunque hay marcas que llevan mucho tiempo en este empeño. Es el caso de Ecoalf, una de las pioneras, que desde su creación en 2009 solo fabrica prendas realizadas con basura reciclada, como botellas de plástico o redes de pesca, e, incluso, usando la técnica del reciclado mecánico, que es más sostenible. Y todo sin prescindir del glamour y el diseño. Otros buenos ejemplos son SKFK, que firmó en Polonia el año pasado en la Cop24 el apartado sobre la reducción de emisiones de CO2 que abanderó Stella Mccartney, Ternua, El Naturalista, etc.

6. Interpretarás las etiquetas

Entre los tejidos de las faldas de las chicas (y los pantalones de los chicos) se esconde a menudo la huella del carbono. “El algodón puede haber sido cultivado en China, hilado en la India, tejido en Turquía, antes de que la prenda sea elaborada en Bangladesh y distribuida en Europa”, detalla Marina Coutelan. Sin embargo, hoy es casi imposible saber con precisión el periplo completo de nuestra chaqueta. ¿Qué podemos hacer? Primero, tomar conciencia ética y luego fijarse en el made in. Lo ideal es que la prenda se produzca y se consuma localmente porque de esta manera reducimos desplazamientos y emisiones de CO2. También es importante que tenga un mantenimiento fácil, que no requiera muchos lavados ni planchados, porque esto implica muchos más vertidos y emisiones a la atmósfera que durante su proceso de producción. Y una cosa más, conviene optar por prendas con certificado GOTS (Global Organic Textile Standard), reconocida como la norma líder en el procesamiento de textiles hechos con fibra orgánica. En nuestro país, la marca española SKFK fue una de las primeras en contar con esta acreditación sostenible hace ya dos décadas.

7. Vestirás denim ecológico

El vaquero es una de las piezas cuya fabricación es más contaminante. Lo es por el algodón utilizado para tejerlo, pero también por el tinte que lleva. “El índigo es una catástrofe”, se indigna Marina Coutelan. Los pigmentos que se emplean no son hidrosolubles y hay que añadirles disolventes contaminantes. El lavado es también problemático. Las piedras utilizadas se deshacen en contacto con los productos tóxicos necesarios en esta etapa y sus residuos se quedan en el agua. Son absorbidos por los peces que comemos. Pero no todos los vaqueros son iguales. Hace ya 25 años la empresa valenciana Jeanología decidió tomar otro rumbo y reducir el impacto contaminante de estas prendas desarrollando una tecnología ecoeficiente (a base de láser, ozono y nanoburbujas ) que reduce el consumo de agua y energía, además de minimizar emisiones y residuos. Hoy el 35% de los jeans fabricados en todo el mundo utilizan su tecnología y fabrica para marcas como Levi’s, H&M e Inditex.

8. Adoptarás el algodón bio

Es un material confortable, ligero, práctico... El algodón es verdaderamente la estrella de la industria textil. Y, sin embargo, es el responsable de muchos de los males que atenazan al planeta. Según la Organización Mundial de la Salud, el algodón convencional utiliza el 25% de los insecticidas empleados en el mundo, mientras solo cubre el 2,5% de la superficie cultivada. Es mejor elegir algodón bio (aunque sigue utilizando mucho agua en su producción), y si tienes ocasión, ve más lejos, y no dudes en autorregalarte prendas de fibras recicladas. Sí, es tendencia.

9. Lavarás en agua fría

30 ºC es el concepto clave a la hora de lavar la ropa. Mientras nuestras duchas son cotidianas y la lavadora es el equipamiento más utilizado, la ropa no necesita ser lavada a 90ºC. Dehecho, la ropa se puede incluso (fuera de los periodos de canícula y de sudoración máxima) llevar varias veces seguidas sin miedo a parecer descuidados. Hay que utilizar detergentes naturales, bio o eco, sin perfume ni disruptores endocrinos. Son el producto ideal para enjabonarse con la slow fashion.

10. Reducirás devoluciones on line

Es tan fácil llenar una cesta de la compra escondida detrás de nuestro ordenador... Y cuando las cosas llegan a casa, no es exactamente lo que queríamos… ¿Materiales decepcionantes? ¿Tallas mal adaptadas? Te devuelven el dinero y lo puedes reenviar gratuitamente. Resultado: una producción masiva de artículos que hace trabajar a mil a los centros de datos, idas y vueltas inútiles en camión para repartirlos... O sea, una huella de carbono explosiva. ¿Y si volvemos al placer de una tarde de shopping con amigas?