El arte y el vestir

El arte encuentra la moda ( Arts Meets Fashion) es una iniciativa tan poco común como atractiva: un museo y un centro comercial se alían para promover el turismo cultural y de shopping, iluminando las conexiones entre ambos mundos. La propuesta se centra en mirar el arte con otros ojos, a través de una visita por el museo que pone el énfasis en obras marcadas por la moda y en la influencia de esos maestros en la actual propuesta de las firmas presentes en Las Rozas Village.

En el retrato destaca el virtuosismo del encaje en la gorguera, los puños y el tocado, así como la pieza del estómago, en plata, ribeteada de hilos de oro y endurecida con cartón. La falda se abultaba con verdugado (enaguas con aros de alambre o madera), muy de moda en todo el XVII.

Zurbarán no pinta a Santa Casilda reflejando el dolor del martirio. Al contrario, pone el acento en su feminidad. Para el majestuoso traje, el artista se inspiró en el preciosismo de las telas venecianas. En 1961 Balenciaga diseñó un vestido de noche a partir del cuadro, que ha seguido influyendo en la moda actual.

A Degas siempre le interesó la moda y realizó varias obras en las boutiques de la alta costura parisina. Este pastel es el primero de la serie de sombrererías y fue muy criticado por representar plumas, raso, seda, paja... esos materiales que hacían las delicias de la cada vez más poderosa burguesía.

En la época de Manet nace el vestuario deportivo, que los pintores de la época como él reflejan en sus obras. Aquí, además, el pintor francés hace alarde de su dominio en el uso de los negros.

El Renacimiento vuelve a los modelos de la Antigüedad clásica, a las proporciones idealizadas y al equilibrio. El autor destaca la importancia del vestido como muestra de su rango social y de su gusto por los tejidos de calidad, como la seda brocada con hilos de oro y plata que refleja el lienzo.

Pionero del impresionismo norteamericano, Merritt Chase refleja en el cuadro la importancia que tuvo el arte y la cultura japonesa en la época. Mobiliario, sombrillas, porcelanas, quimonos... Todo aportaba modernidad a la élite social e intelectual del momento. Y así pintó a su mujer.