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Ha alumbrado el cielo con el brillo de sus estrellas desde antes de que los seres humanos pisaran la Tierra. La constelación de Orión, situada a 1.500 años luz de la Tierra, es uno de los objetos celestes más conocidos, por que es visible desde cualquier latitud, en ambos hemisferios y durante casi todo el año. Pero, sobre todo, porque las culturas antiguas ya imaginaron su historia viéndola en el cielo: en la mitología griega, Orión era un guerrero cazador, y en la egipcia, el dios Osiris.
Sin embargo, la colección de Suarez que se inspira en esta constelación es el conjunto de piezas más joven y millennial de la firma de origen vasco creada en 1943. Por sus precios (entre 195 y 590 €), por el concepto de las piezas (de diseños contemporáneos y casi minimalistas) y por las colaboraciones con artistas internacionales que forman parte de una nueva generación de creadores multidisciplinares con los que a Gabriel Suarez, director creativo, le gusta trabajar.
Si la primera colaboración fue con el tatuador Okan Uckum (del conocido Bang Studio de Nueva York), en esta nueva propuesta han colaborado el brasileño Bruno Penabranca y la griega Corina Nika. El equipo creativo de Suarez estudió sus trabajos y elaboró piezas que Penabranca y Nika consensuaron posteriormente.
“Trabajar con Suarez en esta colección fue un sueño hecho realidad”, asegura Corina Nika, que vive en la isla griega de Cefalonia, donde desarrolla un trabajo artístico relacionado con elementos astronómicos ligados al zodiaco. “Detrás de mis obras de arte siempre hay diamantes, estrellas, joyas Art Nouveau... –reconoce–. Antes de comenzar a diseñar, puedo pasar horas mirando piezas de joyería; y los diseños de Suarez tienen una profundidad que los hace únicos”.
Para Penabranca, que trabaja en Brooklyn, la colaboración ha sido igual de fructífera: “La pasión y el entusiasmo del equipo me impresionaron. Colaborar con ellos ha sido un honor. Sabía que estaba tratando con otros artistas”.