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De acuerdo, no es un método que Marie Kondo aprobaría. Pero todos reservamos un hueco -no tan pequeño como nos gustaría- en nuestro armario para esas prendas que, aunque ya nunca nos ponemos, nos da pena tirar entonando la letanía de ‘por si vuelve a ponerse de moda’. Pues bien, con el dictado incuestionable de las pasarelas sobre la mesa en lo que a las tendencias de primavera/verano 2020 se refiere, algunas de las más destacadas seguro que ya forman parte de tu repertorio, aunque quizás lo habías olvidado.
Con el upcycling como la nueva tendencia eco que da una segunda vida a tus prendas en el centro de la conversación y el apoyo de algunas famosas que ya se adelantan como Aitana y la sudadera con el color que lo inundará todo en los próximos meses, repasamos las pasarelas internacionales para descubrir cómo algunas de las más destacadas ya están presentes en tu armario. Haz memoria porque el momento de rescatarlas ha llegado.
Pocos estampados gritan verano tan alto como el de inspiración hawaiana. Hojas de banana entrelazadas con flores de hibisco y tallos de bambú. Un catálogo botánico confeccionado en seda que Dolce & Gabbana, Fendi o Versace recuperan para insuflar nuevos aires vintage a una prenda que llevaba temporadas relegada y que ahora se puede combinar para la actividad urbana con faldas tubo de cuero o bajo chaquetas de inspiración safari.
El préstamo estético del armario masculino al que Diane Keaton ha sabido sacar partido mejor que nadie. Aunque desde que la actriz protagonizara Annie Hall en 1977 pocas han sido las reapariciones de esta pieza (con excepción de los ramalazos pseudo hippies de Kate Moss allá por mediados de la década de los 2000). Sin embargo esta primavera se rinde a la bohemia setentera, encabezada por la colección de Anthony Vaccarello para Saint Laurent, con una propuesta que pasa por usarlo sin nada debajo.
Piensa en aquella silueta piramidal que a mediados de los 2000 sedujo a medio planeta. Un patrón de tintes desenfadados con un llamativo acabado efecto patchwork que solucionaba cualquier look. El material más democrático vuelve a adentrarse por aquellos derroteros y lo hace como emblema de una elegancia parisina juvenil.
Si hay un nombre al que se le puede atribuir casi en su totalidad la responsabilidad de que no haya una mujer en el mundo que no sea dueña de uno de estos vestidos, esa es Laura Ashley. Han sido años de horas bajas para el romanticismo sartorial pero los nuevos aires primaverales soplan favorables al estampado floral y los guiños a la estética campestre. En la mezcla de diferentes tamaños, colores y patrones está la clave para desempolvarlo y rescatarlo para su uso inmediato.
¿Quién dijo que los colores neón era exclusividad de los estilismos deportivos? Quizás ha pasado ya tanto tiempo desde que el verde radioactivo o el rosa eléctrico vivieron su momento de gloria como recursos de elegancia que te parece que fue un sueño. Pero aquello pasó, y ahora incluso Pierpaolo Piccioli lo quiere en sus colecciones para Valentino, haciéndolo partícipe de prendas tan sofisticadas como vestidos plisados sin mangas y largos hasta el suelo.
Con el empuje de la filosofía eco y los materiales artesanales en el punto de mira de todas las firmas era cuestión de (poco) tiempo que el croché recuperara su puesto de honor en el armario estival. Seguramente tengas que llegar hasta el fondo más recóndito de tu perchero pero sin duda acabarás encontrando cualquiera de los vestidos calados que compraste en un mercadillo ibicenco hace lustros pensando que llevarías hasta la extenuación pero que pronto olvidaste. Estás de enhorabuena porque no va a haber un tejido más popular.
Superada la fiebre del rosa que el año pasado inundó todas las cartas cromáticas, los tonos sorbete se alzan como emblema de la nueva generación. Desde el azul bebé al amarillo limón pero especialmente el malva. Las opciones para lucirlos son variadas, desde mezcladas entre sí, hasta en un look completo de pies a cabeza o combinado con otros colores o tejidos como el vaquero.
El cajón de la lencería, ese eterno olvidado. El epicentro de la piedra angular de la sensualidad femenina a la que desde los años noventa, nadie recurría para mostrarlo abiertamente en todo su esplendor. Y sino que se lo digan a Sarah Jessica Parker, Gwen Stefani o incluso Madonna, que lo supieron convertir en el comodín para cualquiera de sus salidas en público. Ahora luce mas que nunca combinado con una sencilla falda de vuelo o combinado con una americana oversize.