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Isabel se sienta a diseñar cada día desde hace 17 años, aunque puede que empezase a hacerlo incluso antes. “ Tuve una vocación precoz. Desde niña lo disfrutaba como un juego, y el juego se fue haciendo realidad poco a poco. Primero con el prêt-à-porter y, enseguida, con la costura. Y siempre para poder desarrollar mi profesión en mi ciudad, San Sebastián”. Su firma, especializada en novia y fiesta, traspasa fronteras y culturas, y conquista mercados como Francia, norte de Europa y Oriente Medio. “Tenemos muchas clientas de Emiratos Árabes y me gustaría tener más presencia allí, porque valoran mucho la artesanía y no quieren prendas de usar y tirar, sino de largo recorrido, como ocurre aquí entre muchas mujeres, que buscan prendas de calidad y duraderas. Todas las que pasan por mi taller son embajadoras de la firma, con independencia de que sean sopranos, como Ainhoa Arteta; alpinistas, como Edurne Pasaban; o cantantes como Leire Martínez [de La Oreja de Van Gogh]. Todas desean lo mismo el día de su boda o a la hora de elegir una prenda para una ocasión especial. B uscan ser ellas mismas, estar cómodas, mostrar su personalidad y hacer una compra responsable. Ya no siguen tendencias, ahora necesitan identidad. Hay chicas que se casan en el monte, con botas y una cazadora bomber”.
Zapardiez diseña una colección importante al año, que presenta cada primavera, y otra media colección en otoño. Su próxima puesta en escena será en la segunda quincena de abril en la Valmont Barcelona Bridal Fashion Week. “Estoy revolucionada y necesito contarlo –afirma entre risas–. Trabajo con nuevos tejidos, telas de manufactura europea que abogan por la sostenibilidad y un tejido de origen japonés que no es natural, el triacetato. Yo creo mucho en las fibras tecnológicas”. ¿Los tonos? Todos, desde el blanco al rosa, pasando por el azul, el amarillo, el rojo... y hasta el negro. “ Hay chicas que suelen vestir siempre de negro y se encuentran cómodas con ese color en su boda. No me resulta chocante, me parece natural porque, de hecho, las mujeres se casaban de negro en la posguerra. No es algo ni tan novedoso ni tan moderno”.
Lo que sí son novedosos son sus diseños y patrones: “Cada vez apuesto más por prendas del armario cotidiano trasladadas al vestido de novia. Ya he lanzado diseños tan diferentes como un vestido de neopreno para una novia amante del surf, chubasqueros, una falda pantalón con botines camperos o esas boinas que luego se pusieron tan de moda. Que ese vestido no solo se disfrute el día de la boda y quede en el recuerdo, sino que luego se pueda seguir utilizando”.