moda
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Si hay un sello que caracteriza cada uno de los trabajos de Ailanto, ese es el estampado. Y no solo porque tiene siempre personalidad propia, sino por el importante estudio del color que hay detrás y el afán de los hermanos Muñoz por trasladar el mundo pictórico a la moda. Esta vez, son los paisajes que el canadiense Lawren Harris pintó en los años 20-30 del pasado siglo los que han querido trasladar a su colección otoño-invierno.
Montañas nevadas, lagos en calma, bosques frondosos y cielos nubados aparecen plasmados en las prendas de Ailanto, pero siempre jugando con las perspectivas al agrandar o volver diminuto un mismo dibujo para dar sensación de distancia. Y en ese afán por crear ilusiones ópticas cobra especial importancia el momento del día por la incidencia de la luz sobre los elementos, como refleja la obra del artista de la Escuela de los 7 de Toronto.
Y del realismo, la firma termina en la abstracción con una serie de piezas de líneas geométricas que se complementan con los atractivos minibolsos de mimbre y los collares realizados en macramé que las modelos han lucido sobre la pasarela.