Cuando quien esto suscribe se adentró en el periodismo de moda, hace ahora dos décadas, en la semana de la Haute Couture de París no había toda la “fauna” de “social medias” –sencillamente porque no existía–, ni tantos fotógrafos y medios de comunicación. A la entrada de los elegidos espacios para los desfiles, los curiosos a la caza de instantáneas no llegaban ni a la décima parte de lo que hoy vemos, en la era de la mediatización e inmediatez, y donde bajo la etiqueta de exclusividad se desarrollan estrategias millonarias y masivas, pura contradicción, pero de lo más rentables.
Entonces, en mis inicios, en la primera fila no solían faltar Madame Pompidou, esposa del que fuera presidente de Francia entre 1969 y 1974, y Bernadette Chirac, a la sazón primera dama del país, tras las elecciones de 1995; junto a mujeres de Oriente Medio y Estados Unidos, grandes compradoras de “couture”. Suzy Menkes y Janie Samet, la todopoderosa cronista de moda de 'Le Figaro', siempre en “front row”; y un educado y carismático Bill Cunningham, padre de la “street photography”, retratando a Catherine Deneuve o Marisa Berenson.
No hay que remontarse tan atrás para ver que el abanico de asistentes cambió, mientras la cantidad se fue disparando, llegando en ocasiones a los mismos (o más) que en un gigantesco concierto. Si bien es cierto que la costura es mucho más corta y confidencial que las Paris Fashion Week de marzo y octubre –aquí es más de una semana, contrariamente a la “couture”–, ha tenido que adaptarse a los tiempos si quería sobrevivir. Cada vez con un público más joven, a quien por lo general suele cegar en mayor medida el flash que el propio desfile, y con celebridades de la música y el papel couché.
En la última edición, la de las colecciones “couture” para esta primera-verano, una Bianca Jagger enfundada en un traje sastre negro Dior by Maria Grazia Chiuri nos recordaba otros tiempos –los gloriosos– en el desfile de la “maison”, donde coincidía con Diane Von Furstenberg, quien llegó, como a Valli, acompañada de su nieta Talita.
La socialité americana Olivia Palermo, venida al mundo a mediados de los 80, no faltó nuevamente a esta cita con la moda, del brazo de Johannes Huebl, compitiendo en “clicks” con modelos como la mítica Inès de la Fressange, Eva Herzigova y Natalia Vodianova, pareja del hijo de Bernard Arnault, dueño del Grupo LVMH, y rostro incondicional en el museo Rodin, donde tienen lugar desde hace tiempo los desfiles de la casa de la avenue Montaigne.
Actrices como Nicole Kidman –la más famosa de cuantas invitaron-, en Armani Privé, junto a su colega gala Isabelle Huppert; Diane Kruger, en Dior; Ana Girardot y Clotilde Courau en el de Valentino… La mayoría enfundadas en prendas y con complementos gentileza de las “maisons”; como la cantante Kylie Minogue con vestido claro y con un gigantesco sol dorado de Schiaparelli, junto a Olga Kurylenko, en la cita de la firma propietaria de Diego Della Valle.
“Milennials” como Chiara Ferragni y Kristina Bazan, de nuevo ante los focos y “front rows”, aunque sin duda la más divertida de todas fue Coco Rocha, desde la pasarela, con el baile que se marcó “chez” Jean-Paul Gaultier. La presencia española estaría asegurada con otras generaciones: Inés Sastre, en Dior; Nieves Álvarez, en Schiaparelli, y Blanca Li, que no se perdería, como es costumbre, el de su amigo Jean-Paul. Siempre sonriente, gracias a su carácter abierto, la coreógrafa andaluza es todo un foco de calidez en la fría París.
Invitadas enfundadas en visones, con birkins, 2:55, más visones y más birkins y 2:55…, algo muy normal en estas citas, y sobre todo en periodo invernal, aunque también vestidos y conjuntos cortos, de aire veraniego que parecían querer desafiar a las frías temperaturas reinantes, sobre todo llevados por jóvenes Instagrammers. No hay reglas, en la era en que “cuenta el que más seguidores tiene en Instagram”, se lamenta, y no con falta de razón desde su atelier de Bilbao, el creador de costura Javier Barroeta, presente durante años como asistente en muchas de las colecciones.
Uno de los vídeos colgados por Kristina Bazan en su cuenta de Instagram, el del desfile de Elie Saab, contabilizaba más de 50.000 reproducciones y casi 230 comentarios. El poder de ella como el de otras que forman el círculo de las elegidas es tal que son tratadas como auténticas estrellas por las firmas de moda, así como por su legión de fans. Ya dijimos que soplan nuevos tiempos, nuevas costumbres, nuevos rostros… y millones de “followers”. Veremos lo que depara la cita de julio. Lo que está claro es que la nostalgia de poco sirve.
20 de enero-18 de febrero
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