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"¿Pero de verdad esto María Escoté?", pregunta un periodista en el front row en cuanto la primera modelo de Escoté pisa la pasarela con un traje sastre en patchwork, gafas de pasta y melena extralisa que nada tiene que ver con la tendencia kidcore a la que había recurrido en sus últimas colecciones con homenajes a little pony y Hello Kitty.
El otoño invierno de 2017 de María Escoté no está tan pensado en Asia, el público para quien prácticamente ha diseñado en los últimos años, donde es muy popular. La nueva Escoté es mucho más madura y, como muchos diseñadores, ha tomado como referencia la obra de un artista, en este caso del pintor francés Auguste Herbin, pero no por ello menos sexy y divertida.
Escoté descompone la realidad en bloques de color que se apoderan de las prendas oversize confeccionadas con lana terciopelo e incluso perlas que decoran botas XXL que casi llegan a la cintura y vestidos largos para una noche sofisticada.
Los complementos cobran tanta importancia como las prendas de esta colección L'Oiseau gracias a los bolsos artesanos Blover, calzado alicantino de Baltarini y las gafas de Kaleos.
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