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Brillante, apoteósica, barroca, extravagante, ecléctica y sublime. Así podríamos definir, sin miedo a equivocarnos, 'Desayuno con champagne', la colección otoño-invierno 2017/18 de Malne en MBFWM que ha arrancado aplausos espontáneos entre el público casi en cada una de las salidas a la pasarela.
Los diseñadores se inspiran en "ese tiempo en el que la moda no dictaba qué ponerse, sino cómo divertirse", y envuelven esos días de libertad creativa en una propuesta que nos transporta al glamour de las divas del Hollywood dorado, al estilo Biba, a la apoteosis del 'swinging London' y la moda como forma de expresión y vida.
Sobre la pasarela, entre mágicos juegos de luces y sombras, diseños que huyen del minimalismo y nos llevan al extremo contrario, en los que la exageración es la clave. "Color y fantasía frente a lo gris", contra la crisis (en todos los sentidos) en la que vivimos. Por eso, los bordados joya se suceden, las transparencias nos hacen viajar a los albores de la libertad sexual, las lentejuelas brillan en negros noche sin fin, y los dorados hacen pensar en esas divas de las que ya no quedan.
Las hombreras pagoda, seña de identidad de la firma, se alían con detalles origami, con siluetas ultra femeninas, con guiños orientales y 'art noveau', y se envuelven en tules, en sedas y brocados invitándonos a disfrutar la moda desde la óptica de una 'bonne vivante'.
Con Malne, la pasarela se ha transformado en una sofisticada alfombra roja, y nos ha hecho soñar con convertirnos en estrellas, aunque sea por unos minutos.
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