Nada representa mejor la fantasía y el escapismo al que aspira la moda desde sus principios esenciales que la alta costura. Una disciplina a la que no se le pueden cortar las alas y con la que tampoco han podido las restricciones actuales. Después de la primera edición, el
julio pasado, celebrada en remoto y con presentaciones virtuales, esta temporada tampoco se ha podido convocar al público a los salones parisinos pero el espíritu de la alta costura sigue latente. Así nos lo han demostrado las firmas que han arrancado esta semana tan especial de ‘desfiles’.
Uno de los que más expectación habían levantado era, sin duda, el de Fendi, ya que suponía el debut de Kim Jones al frente de la firma italiana como director artístico de la colección femenina, un puesto que compagina también con el de diseñador de Dior hombre. Presentada en formato digital desde París, Kim Jones reflexiona sobre el romance trascendental y la creatividad atemporal del Círculo de Bloomsbury, el grupo de intelectuales británicos que formaron Virginia Woolf y Vanessa Bell entre otros, mientras rinde homenaje a la historia romana de Fendi a través de la escultura italiana en mármol. Para acompañarle con la puesta en escena, Jones ha contado con alguna de sus mejores amigas y musas, que han desfilado para él sobre la pasarela. Desde una sorprendente Demi Moore, encargada de abrir el desfile, hasta sus íntimas como Kate Moss, Naomi Campbell o Christy Turlington
Otro de los nombres importantes del día ha sido el del dúo Viktor & Rolf, quinenes fieles a sus principios iconoclastas han decidido poner en marcha una colección que busca el escapismo a través de la grandiosidad de tejidos como el tul y el rupturismo visual de la técnica del patchwork.
Por primera vez desde que debutara en la Alta Costura parisina hace 15 años, Giorgio Armani decidió mostrar su colección (a puerta cerrada, como ya hizo en la última edición) esta vez desde su ciudad natal, Milán, aprovechando así para hacerle un homenaje a ella y a todos los artesanos de su equipo que hacen realidad este sueño. Haciendo un uso equilibrado de la fluidez y las proporciones, los opuestos se alternan y unen. Las chaquetas están diseñadas para sobrevolar el cuerpo y los vestidos delicadamente bordados están presentes junto con sensuales túnicas de satén y voluminosos vestidos cubiertos de cristales. Tejidos de raya diplomática con textura masculina y lamé con detalles en gris-dorado, satén y organza, tul y seda, definidos por volantes y toques de terciopelo en azul noche: un brillo otoñal inesperado en la luz del verano.
Uno de los más esperados siempre, Chanel, no decepcionó. El marco habitual del Grand Palais parisino, que tantas veces se convirtió en el escenario donde los sueños de la firma se hacían realidad, tuvo que presentarse casi vacío, a excepción de unas cuantas sillas ocupadas por invitadas de honor: de Marion Cotillard a Vannesa Paradis y su hija Lily Rose Depp, Carlota Casiraghi o Penélope Cruz, todas ellas musas y embajadoras de la casa. Como si de una celebración familiar se tratara, ahora que es lo que más echamos en falta, Virginie Viard convirtió su desfile en una reunión inspirada en una boda campestre, con el correspondiente vestido de novia subida a un caballo para cerrar. La estética de los diseños nos devolvía a los cortes de los años 20, a través de patrones relajados que aspiran a dar libertad de movimiento.
Desde una perspectiva más contemporánea pero con un entorno palaciego, en concreto la sala de columnas del Palacio Colonna de Roma, Pierpaolo Piccioli divagó sobre los códigos modernos y cómo la alta costura dialoga con ellos a través de prendas en los que las manos de los artesanos son cruciales, haciendo de la propuesta de Valentino un repertorio de looks en los que la funcionalidad convive con la excentricidad, los tejidos tecnológicos, los colores fluor y las lentejuelas cuidadosamente bordadas a mano sobre prendas en tonos neutros, perfectos para llevar de día y de noche.
“Esto es lo que la palabra costura evoca en el imaginario colectivo: delicados bordados, frágiles como el encaje; faldas confeccionadas con metros de seda, vestidos tan inofensivamente bellos como un cuento de hadas. Una visión inmaculada de la época dorada de la costura en los años 50”, afirmaba Daniel Roseberry, director creativo de la casa Schiaparelli. “En esta, mi tercera colección para Schiaparelli, quería desafiar la idea de lo que es la costura, y de lo que debería ser, creando prendas que respetan la tradición no solo de esta Maison, sino también del arte que se esconde detrás, al mismo tiempo que exploro los clichés asociados al género. Quiero crear una casa de costura alternativa: aquí, fantasía no significa vestidos de princesa o delicados adornos; aquí, la fantasía está en el interior. Estas son prendas que te hacen consciente de tu cuerpo, que te hacen pensar en cómo te mueves por el mundo. Elsa Schiaparelli también creó piezas que modificaban el cuerpo, pero sus intenciones nunca fueron macabras. En cambio, fomentó una exploración casi infantil, alejada de lo neurótico. Las suyas eran prendas que celebran el placer de pavonearse, el placer de lucirse”. Y así lo demostraron los 25 modelos que presentó, cargados de un potente surrealismo, formas oníricas y brochazos del famoso tono shocking pink.
Por su parte, Maria Grazia Chiuri volvió a confiar por segunda vez en el realizador italiano Matteo Garrone para darle forma a un corto audiovisual que sirviera de narración para su colección de Dior. Inspirándose en la tradición astrológica y los arcanos del tarot, Chiuri compuso un poema hilvanado con algunas de las figuras de inspiración renacentista que habitaban la baraja del siglo XIV de Bonifacio Bembo.
También Iris Van Herpen ha querido hacer un análisis de cómo la situación actual ha afectado a todos los aspectos de nuestra vida, y desde la perspectiva sartorial, ha creado una colección que bucea en la exquisitez y en la aplicación de las nuevas tecnologías a un arte ancestral como es la costura. El resultado son piezas oníricas, sacadas de una fantasía distópica inspiradas en antiguos grabados de enciclopedias de naturaleza.
Sin embargo, si de lo que se trata es de elevar al máximo la expresión de lo que la alta costura representa, Giambatista Valli siempre tiene mucho que decir. Su despliegue de capas de tul y metros de volantes encajaban con su teoría de que la alta costura es como la escultura y en esta colección se decantó por hacer un homenaje al flamenco y los vestidos de sevillana.
Alta Costura primavera/verano 2021
Fendi
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