Marc Jacobs

El esperado regreso de Marc Jacobs a la pasarela se convierte en un optimista y colorido homenaje a Nueva York

El diseñador quiso hacer de su vuelta a la moda tras el parón de la pandemia una oda a la felicidad y a su cosmopolita ciudad natal.

Poco a poco parece que la industria de la moda vuelve a recuperar la inercia perdida. Una normalidad que se adapta a los nuevos tiempos y que tras todo lo sucedido ha analizado los pros y los contras para convertir los desfiles en un soporte necesario. Tras los esfuerzos de hace unos meses por presentar las colecciones de otoño/invierno 2021-22 con pasarelas presenciales hemos asistido también a espectáculos como los desfiles crucero que, desde la provenza francesa a manos de Chanel o desde Atenas gracias a Dior, apoyan este discurso.

Mientras los calendarios vuelven a plantearse y tratan de encontrar huecos con los que devolver este espíritu, uno de los grandes referentes del panorama internacional, Marc Jacobs, decidió orquestar su regreso tras más de un año de ausencia. Algo que sus adeptos han agradecido infinitamente, demostrando que el hueco que el neoyorquino tiene en el podio de la moda le sigue perteneciendo por derecho propio.

El diseñador, que se saltó las presentaciones de sus colecciones en septiembre de 2020 y febrero de 2021, regresó con su colección de otoño 2021 con un desfile que tuvo lugar dentro de la Biblioteca Pública de Nueva York. Es más, el espectáculo también se proyectó simultáneamente en vivo en la fachada de Bergdorf Goodman para celebrar una asociación exclusiva entre las dos marcas.

MARC JACOBS

«Como neoyorquino nacido y criado, Bergdorf Goodman siempre ha sido y sigue siendo un faro de aspiración, servicio y calidad. Desde mis primeros recuerdos cuando era niño de sus escaparates ingeniosos, fantásticos y atrevidos hasta su firme compromiso con las colecciones de Marc Jacobs (que comenzaron a mediados de la década de 1990, después de mi salida de Perry Ellis), he reverenciado durante mucho tiempo el nombre de Bergdorf Goodman como un pináculo de la mejor experiencia de compra», escribía Jacobs en Instagram.

De ahí que el título con el que condensó el espíritu de esta colección se resumiera en una palabra tan contundente como esencial: Felicidad. «En el viaje de regreso a hacer lo que más amamos, tras una pérdida inconmensurable, soledad, miedo, ansiedad e incertidumbre, recuerdo por qué la creatividad es tan vital en nuestra existencia, para la vida», explicaba antes del desfile. «Nuestra decisión de hacer una pausa nos permitió reducir la velocidad, reflexionar, reevaluar y hacer un inventario completo de lo que funciona, lo que no funciona, lo que amamos, lo que estamos dispuestos a dejar ir y lo que tiene valor, importancia y significado».

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Siempre a la vanguardia del diseño, Jacobs no ha estado completamente ausente del panorama de la moda en este año y medio que ha durado su retiro. Al contrario, lo ha empleado para llevar a cabo una profunda reflexión sobre lo que su público necesita y lo que su marca puede aportar. «La creación de una colección requiere un esfuerzo enorme durante muchos meses por parte de nuestro pequeño grupo de personas dedicadas y con talento extraordinario. Encontramos un propósito en el trabajo durante los momentos de alegría trascendentes y mientras el mundo sigue cambiando con una velocidad inimaginable, mi amor por la moda, el deseo de crear y compartir colecciones a través de este sistema –la pasarela– perdura. A través de esta experiencia compartida, espero poder ofrecer un momento de inspiración, curiosidad, asombro y posibilidades», cuenta.

En la colección presentada ayer, el negro se hizo presente en forma de chaquetas extragrandes, lentejuelas, abrigos acolchados con flecos, sombreros de pescador, pantalones anchos y botas de plataforma.

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También dedicó una buena parte a darle toques de color en vestidos sueltos en tonos púrpura, rosa, turquesa y amarillo, faldas estampadas y cuellos altos recortados, que se combinaban con guantes largos de cuero.

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En resumen, una visión audaz en clave casi de costura bajo la óptica contemporánea de Jacobs. Una declaración audaz sobre el dinamismo y el encanto de las proporciones dramáticas de mediados de siglo, con referencias incluso a la era espacial, filtrada a través de una ropa deportiva con ese rupturismo estético de la Generación Z a la que Jacobs claramente ha estado prestando atención.

El diseñador Marc Jacobs / D.R.

De eso hablaban los monos de punto acanalado y vestidos de lentejuelas holográficas. Pero esta colección trata menos de dónde hemos estado o de la conversación de la moda actual que de subir el listón de la moda. La lectura que se plantea es la de dar un espaldarazo a siluetas aventureras, incluso extravagantes: capuchas y redecillas acolchadas, abrigos coccoon, faldas sobre pantalones y bufandas de piel sintética que se arrastraban. Por un lado, jerseys gruesos y pantalones de esquí casi iridiscentes; y por el otro, bodys recortados a los lados con faldas midi planas en intarsias de referencias Op Art.

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