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Por qué todos los escaparates de ropa low cost están llenos de colores neutros y tonos tierra (y qué tiene que ver con el coronavirus)

Las colecciones de Zara, Mango, H&M y el resto del low cost han sido capaces de reaccionar a la pandemia. Los conjuntos monocolor, el uso de tonos tierra y la combinación de todo esto con siluetas relajadas y tejidos como el punto o el satén generan el estado de ánimo necesario en tiempos de crisis.

Cuando Pantone eligió qué color iba a definir 2020 aún vivíamos en 2019 y esperábamos sorpresas en los meses siguientes, pero no una pandemia mundial por un virus que ha acabado con la vida de, al menos un millón de personas en todo el planeta, según cifras oficiales. El color era el classic blue, curiosamente, un tono asociado a la conexión, a la confianza y a la calma. Justo estas cualidades encontramos en gran parte de la paleta de las nuevas colecciones, que apuestan por colores neutros: blanco, negro, crudo.

Perseguir la historia de la moda es conocer de otra manera la sociedad de cada momento. Tras la I Guerra Mundial la gabardina pasó de uniforme militar a prenda del día a día. Después de la II Guerra Mundial el traje de chaqueta sobrio y armado se convirtió en un básico en los armarios de todas las mujeres. En la última gran crisis económica mundial, la de 2008, la austeridad impuesta se combatió con colores flúor y excentricidad desde el vestuario. Este momento histórico también tendrá (tiene) sus propias reglas de estilo. Y en esto la psicología del color tiene mucho que ver.

Cuando muchos volvíamos a la ciudad a finales de agosto para afrontar el nuevo curso nos recibían escaparates repletos de blancos, beiges, crudos y tostados. Los tejidos, elásticos pero elegantes; las formas, fluidas y cómodas. La influencia del 'lounge wear' y las nuevas necesidades impuestas por el teletrabajo (presentables para videoconferencias por Zoom, pero cómodos para estar por casa) eran evidentes.

Los colores de la tradición y la estabilidad

Los colores de esta gama de tostados suaves y cremas se parecen a esos tonos que Michel Pastoureau referenciaba en su libro 'Los colores de nuestros recuerdos' con la expresión: "lo neutro de buen tono". Así era el vestuario ideal de las señoras de la alta burguesía de su infancia para cualquier persona respetable.

Son colores con porte, casi aristocráticos, y que a su vez transmiten tranquilidad y confianza. Para Leatrice Eiseman, directora del Instituto Pantone y gurú del color, esta gama nos ancla al presente y nos sugiere perdurabilidad porque lo relacionamos a los monumentos y edificios históricos.

En el mismo universo de significado se encuentra el gris, otro de los tonos estrella del otoño/invierno 2020 - 2021. Aunque a menudo lo gris se asocia a lo anodino, a lo aburrido o lo antiguo, es una opción que sugiere sobriedad, imparcialidad y tradición.

El blanco y el negro: clásicos para tiempos de pandemia

Las prendas blancas y negras son fondo de armario indiscutible. El negro suele ser, tradicionalmente, un tono más bien invernal, y las tendencias de este raro 2020 no se alejan de esto. Pero las colecciones también nos empujan a vestir el otoño de blanco.

Los vaqueros blancos, los total look inmaculados, el punto en blanco roto... La psicología del blanco nos resulta muy intuitiva: pureza, frescura, limpieza, simplicidad. El blanco también es tendencia en decoración (uno de los sectores más fortalecidos durante la pandemia y hacia donde están virando muchas firmas de ropa) precisamente por esas cualidades.

¿Qué tienen que ver estas tendencias de color con el coronavirus?

A estas alturas, no es difícil deducir por qué, además de tendencias más puntuales como los estampados de cuadros, la pata de gallo o la pervivencia de tonos como el morado en las colecciones de otoño - invierno prevalecen tonos neutros y básicos como el blanco, el negro y el gris .

La pandemia ha vuelto del revés nuestras vidas y ha multiplicado nuestros miedos sobre el futuro. También ha convertido nuestras casas en nuestros refugios. La necesidad de calma, de estabilidad, de familiaridad es acuciante. El low cost lo sabe y por eso ha vestido gran parte de sus escaparates, off y online, con los tonos que más le apetecen a nuestro subconsciente.

Por otra parte, la sensación de que el virus y la enfermedad están por todas partes no lleva a buscar la pureza y la limpieza, por un lado, y por otro, la perspectiva de que estos tiempos difíciles se van a alargar más de lo que nos gustaría nos impulsa a elegir piezas que no se pasen de moda, que sean perdurables. En definitiva: queremos vestirnos como queremos sentirnos.

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