Las tendencias más populares de la temporada son relativas al color. Los modistas han hecho una oda al optimismo introduciendo paletas brillantes y alegres, con el objetivo de subir la autoestima y celebrar la moda después de un año triste y extraño. El color en los looks no solo es una elección estética o una preferencia, sino un factor determinante en nuestro estado de ánimo. El negro y el blanco son igual de versátiles, pero ambos tienen diferentes significados, el primero da seguridad y el segundo, pureza. Los neutros fríos son relajantes, por eso se suelen emplear en ropa de casa. Los pastel son románticos y femeninos.
Las Fashion Weeks de Paris y Copenhague tienen como protagonistas a las tonalidades vivas y untuosas. Por eso, las influencers no se han podido resistir a lucirlas en combinaciones irreverentes y sofisticadas que rejuvenecen instantáneamente la apariencia. Si seguimos la teoría del color para estilizar prendas, es muy sencillo dar con looks favorecedores con un toque diferente. Fucsias y naranjas, como en el desfile de Jacquemus, amarillos y morados o, la favorita de las expertas en moda, el verde y el azul.
Esta ciencia de conjuntar tonos es fácil. La regla principal es elegir dos primarios en los extremos opuestos del espectro para crear contraste, a la vez que se complementan. En el caso del azul y el verde, la cosa cambia. El rojo, el amarillo y el cian son los tres tonos base que se fusionan para dar a luz a otros. El verde nace de la mezcla del amarillo y el azul, es por eso que los puedes llevar juntos, porque uno surge del otro.
Ambos tienen reminiscencias a la naturaleza, la aguamarina, el cielo, la menta, el bosque, los pavos reales, así como a piedras preciosas, como esmeralda, zafiro, turquesa o jade. Son lujosos pero frescos, algo que en un estilismo se traduce en sofisticación, suntuosidad y juventud. El secreto está en acertar con las tonalidades de cada gama, por lo que deberás cruzar verdes con base azul con los azules del mismo tono que se introdujo para crear el verde.
Verde lima y azul marino, verde botella y turquesa, verde esmeralda y azul aguamarina, zafiro y menta, etc. Trata de hacer balance entre los brillantes y los más oscuros o intensos.
Para conseguir un modelito fabuloso, elige una pieza central como un abrigo o un vestido. Si eliges llevar una chaqueta de uno de los colores y una prenda inferior del otro, introduce blanco en el medio, a modo de top. Un traje de sastre también es una opción genial para jugar con esta combinación, bien monocromo y añadir el otro tono en una prenda exterior o camiseta, o, conjuntar blazer con pantalón o falda, en diferentes.
Aunque, sin duda, lo más inteligente y menos arriesgados es dejar que los accesorios nos hagan el trabajo y brillen con luz propia. Joyas, pañuelos, bolos, zapatos, cinturones e incluso gorros y sombreros son fáciles de adaptar y mejoran un simple outfit de vaqueros y camisa.
Te proponemos dos prendas de Uterqüe a la última, para jugar con esta combinación y salir triunfal.