No son lo mismo: la delgada línea entre una torera hortera o unos manguitos estilosos

Hace unos días me llegaron unos manguitos de lana ideales con los que me volví loca de emoción. He tardado mucho en caer ante esta microtendencia a la que realmente muchas todavía no le han pillado el truco. Sin embargo, mi momento había llegado, y al enseñárselos a mi hermana le dije: «bueno, no me los pongo ahora, porque si no vas a creer que es una torera y no es lo que buscamos».

Esa frase representa un melón que vamos a abrir ahora. Porque los manguitos tan estilosos que primero viralizaron las neoyorkinas, y luego siguieron las danesas, guardan muchas similitudes con las toreras de 2010 que no queremos que vuelvan ni en pintura. Claro que hay muchos diseños que guardan mayor o menor relación con el básico hortera: desde mangas que funcionan individualmente, hasta comienzos de jerséis que dejan las axilas al aire. Sin embargo, la clave que realmente los separa es la forma de llevarlo.

Si echamos la vista atrás, recordaremos que las toreras se llevaban sobre camisas, blusas y en pareja a vestidos de palabra de honor que homenajeaban patrones florales o geométricos. El ejemplo perfecto que se me ocurre son los estilismos de Hannah Montana o muchos de los que salían en Sex and The City o Gilmore Girls (también me parecen referencias bastante gráficas el imaginario estilístico de de películas como Camp Rock, la serie Física o Química, o Violeta).

Sin embargo, años después, y con el auge de las prendas crop top, aparece un básico complementario (porque es incapaz de funcionar solo) que conquista a influencers como Chiara Ferragni, Caro Daur, o a artistas como Rosalía, Aitana o Dua Lipa, entre otras. Lo llevan sobre tops de palabra de honor –también de lana o de tul–, consiguiendo un efecto totalmente contrario: las toreras pecan de feminidad naíf (y casposa), los manguitos de lana ofrecen un toque juvenil, rockero y muy en tendencia.

Obviamente, esta guerra cruzada que le tengo a las toreras las veo con perspectiva. Eso quiere decir que quizás, en unos años, digo lo mismo de los manguitos. No obstante, pones a un lado los estilismos que puedes conseguir con manguitos y los estilismos que puedes conseguir con toreras, y el cúmulo de emociones que sientes es, cuanto menos, variopinto. Esta es una prueba más de que la moda es cíclica, pero que evoluciona al mismo tiempo. Porque si todo vuelve, y las toreras debían hacerlo, menos mal que no lo han hecho de la forma en la que las recordábamos.

Manguitos de Stradivarius, 5,99 euros. Me encantan para llevar tal y como propone la marca: con unos pantalones cargo y un top de tirante fino. En estos casos, los peinados con efecto lifting funcionan muy bien.

Manguitos de lana de Arket, 35 euros. Son los míos, y los llevo con el mismo top de lana. Otra cosa que funciona muy bien con esta clase de prendas es apostar por el efecto monocroma que estiliza y sienta bien.

Manguitos de colores de Cotton On (a la venta en Zalando), 14,09 euros. Tienen un toque colorido que queda genial con cualquier color neutro con lo que lo combines. Además, el efecto quita años de encima.

Manguito gris de Bershka, 7,99 euros. El look que consigue este tipo de básicos es una apariencia deportiva, sport, juvenil y desenfadada. Llévalo con jeans, con faldas clásicas que consigan lo mejor de los dos mundos o con un pantalón cargo.