Puede que pequemos de optimistas, pero nos hacen falta solo dos días decentes en invierno para que el optimismo invada nuestros cuerpos y nos haga pensar en la primavera, la alegría y la alergia, pero, ante todo, en esos vestidos tan cómodos y que tan bien nos sientan. Y, para qué engañarnos, a quién no le favorece un buen estampado floral.