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Querido lector, por Lourdes Garzón

"Seguramente el optimismo es, de todos los rasgos de mi carácter, el menos desarrollado. Si me llamas optimista, me lo tomo como un piropo y lo agradezco".

Me escribe un lector para regañarme. Lo primero: me encanta que me escriban lectores, recibir la opinión directa de alguien que se ha detenido en las historias que imaginamos, construimos y lanzamos al vacío es un momento de alegría simple y perfecto. Como una copa de vino o una buena canción. Viene a decirme que soy demasiado optimista. Que haber hablado de posibilidades en mi carta anterior, de futuro, de respuestas inesperadas y quizá sorprendentes a las incertidumbres que nos asfixian es más propio de ingenuos que de periodistas.

Querido lector: seguramente el optimismo es, de todos los rasgos de mi carácter, el menos desarrollado. Si me llamas optimista, me lo tomo como un piropo y lo agradezco. No creo que nos espere un futuro de luz y color, pero sí que, una vez en la piscina, mejor nadar. Entiendo muy bien que te aburran las declaraciones bienintencionadas, las frases hechas, los lugares comunes de los que es difícil salvarse estas semanas. Los “de las crisis vienen oportunidades”, los “esto nos hará mejores personas” o los “estamos aprendiendo a valorar lo que tenemos”. Los tópicos empiezan como una frase afortunada que resulta fácil compartir y terminan siendo el refugio fácil de demagogos y estrellas del pop. No, no soy particularmente optimista.

Si Trump anuncia al mundo que toma hidroxicloroquina pienso que está loco o que tiene intereses en los laboratorios que la fabrican. Me deprimo cuando el Parlamento es un gallinero de acusaciones infantiles y amenazas de patio de colegio. Envidio a nuestros amigos portugueses cuando veo la foto de su presidente en la cola del supermercado con un pantalón corto azul que dice mucho de su falta de egocentrismo. Me duele el estómago cuando mis amigos pierden el sueño y la salud porque su trabajo pende de un hilo o imagino a mis hijos ante un futuro muy distinto del que soñaban, muy distinto del pasado que yo disfruté. Y sí, querido lector, creo que hay que seguir en la pelea. Y que nos sigas, demuestra que tengo razón. Recibe un abrazo.