Me ha costado concentrarme en la lectura estas semanas. De hecho, he dejado a medias un John Banville, terminado con esfuerzo una maravilla de Graham Green y movido de sitio, de la mesilla al salón, del salón a la mesilla, la última novela del maestro Camilleri, que apenas tiene 150 paginas y debería leerse en un suspiro. Y entonces, en medio de este efecto colateral tan molesto como los sueños raros o la obsesión por los bizcochos, llegó Calypso, de David Sedaris. Muchos le conocerán, pero para los que no se hayan tropezado con Un vestido de domingo o con Cuando te envuelvan las llamas, Sedaris es un escritor, humorista, guionista norteamericano. Y, esto es definitivo, el único autor con el que me he reído a carcajadas en un avión (cuando se viajaba en aviones) sin poder ni querer remediarlo.
Supongo que ese es su talento, conseguir que nos muramos de risa con la misma frase una ejecutiva financiera serbia educada en Austria (mi vecina, que me ha agradecido con flores y no con bizcochos el descubrimiento) y yo. Y otros muchos millones de lectores en el mundo, claro.
¿Dé qué habla Sedaris? Pues, básicamente, de Sedaris. De su familia desternillante y disfuncional, de su padre republicano, de su pareja, de su infancia, de su viaje a Japón, de su obsesión por el Fitbit, de lo dura que puede ser la vida, de lo buena que puede ser la vida. De cómo la infancia siempre vuelve y nos alcanza. Calypso es ese vistazo atrás que, supongo, tarde o temprano todos hacemos.
El punto en el que nos preguntamos, qué ha pasado, dónde estoy. En el que comprendemos a nuestros padres y les perdonamos. En el que entendemos, un poco, al adolescente que fuimos y le abrazamos. En el que, con suerte, olvidamos la culpabilidad o la rabia y encontramos un momento de paz. Todo eso está en Calypso: la nostalgia, la ternura, la culpa, el perdón, la comprensión. Eso y una gran carcajada, una de las buenas, de esas con las que nos reímos de nosotros mismos.
20 de enero-18 de febrero
Con el Aire como elemento, los Acuario son independientes, graciosos, muy sociables e imaginativos, Ocultan un punto de excentricidad que no se ve a simple vista y, si te despistas, te verás inmerso en alguno des sus desafíos mentales. Pero su rebeldía y su impaciencia juega muchas veces en su contra. Ver más
¿Qué me deparan los astros?