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Eso que los cursis llaman zona de confort

"Ojalá este 2021 nos permita aguantar este último tramo del camino, reírnos mucho, iniciar aventuras. Y volver, por lo menos un rato, a eso que los cursis llaman zona de confort y que yo visualizo como un domingo por la tarde de lectura sin miedo".

Verán que hemos recogido en este número un resumen de nuestro WomenNOW, el congreso de Vocento que tengo la suerte de dirigir y en el que, bajo el título Reset, nos preguntábamos por el mundo que tenemos y, sobre todo, por el que querríamos y esperamos. Quizá muchos de ustedes lo siguieran en nuestro streaming. Les doy las gracias a todos, porque sumamos más de un millón de visualizaciones y nos sentimos muy orgullosos de haber despertado su interés con ponentes como Gloria Steinem, la escritora Siri Hustvedt, la historiadora Mary Beard, Mariangela Marseglia, CEO de Amazon en Italia y España, o Teresa Lambe, investigadora de la vacuna de Oxford.

Con la esperanza de que el día siguiente resulte hasta aburrido."

Hubo muchas preguntas, muchas respuestas, muchas opiniones brillantes. Voy a quedarme, en esta primera semana de un año lleno de incógnitas, con tres frases. La primera era de Teresa Lambe, que contó la presión tremenda de haber vivido este año encerrada en un laboratorio, con los ojos de todo el mundo puestos en su equipo y en su investigación. “Llevo un año sin ver a mi familia, está siendo muy duro, pero les pido que aguanten un poco más…”.

La segunda, de Mariangela Marseglia, era un consejo a las mujeres que a veces nos paralizamos por el perfeccionismo: “Creemos que tenemos que estar preparadas al 120% para un puesto. Si fuera así, nunca aprenderíamos nada, atrevámonos a levantar la mano para postularnos”.

La tercera es de Gloria Steinem. Cuando le pregunté cuál era el gran aprendizaje que había adquirido a lo largo de su vida, me contestó: “No hay que dudar cuando quieres algo y no hay que ir a los lugares en los que sabes que no vas a reírte”.

Ojalá este 2021 nos permita aguantar este último tramo del camino, reírnos mucho, iniciar aventuras. Y volver, por lo menos un rato, a eso que los cursis llaman zona de confort y que yo visualizo como un domingo por la tarde de lectura sin miedo, sin grandes desafíos, con la esperanza de que el día siguiente a lo mejor resulte hasta aburrido.