¿Cómo funciona nuestro cerebro en el segundo en el que lanzamos una imagen o una opinión y esperamos para recibir aprobación, crítica o, la peor de todas la posibilidades, indiferencia? Por ejemplo, si subo una storie con una escena de Cobra Kai (la secuela de Karate Kid, que nos ha hecho amar Johnny Lawrence y bostezar con Dani LaRusso), o una imagen de la sierra nevada y elijo una canción de Artic Monkeys o de los Pixies, ¿qué dice eso de mí? A lo mejor algo tan fácil como que me gustan las series, que ha aparecido un viejo vinilo, que la nostalgia siempre funciona, que he descubierto un grupo nuevo, que he salido a respirar aire puro. Sí, pero me gustan muchas otras cosas que no comparto porque quizá me hacen parecer, desde mis propios estándares, menos interesante, lista o ingeniosa.
Supongo que enseñamos lo que nos gustaría ser. Personas viajeras, familias felices, padres orgullosos, solitarios envidiables, profesionales con éxito, intelectuales, provocadores, diferentes, aventureros, sofisticados. Es un ejercicio divertido y un poco inquietante preguntarse quiénes elegimos ser para los demás, qué mostramos a los que nos miran y no nos conocen: ¿alguien que recomienda un best seller? ¿O el que presume de gustos oscuros? ¿Un optimista con hastags agradecidos? ¿Un autor de frases un poco inquietantes? ¿El afortunado que ha recibido un regalo maravilloso? ¿Un explorador? ¿El propietario de un salón perfecto? Hagan una prueba, dediquen un rato a ver de corrido el Instagram de algún conocido. La sucesión de fotos suele tener poco que ver con nuestra vida. Como si los fotogramas, uno por uno, se convirtieran en una película diferente. Ah, las apariencias, ese asunto tan viejo, tan ineludible, tan inevitable.
Dicho esto, hoy voy a subir a mi Instagram una canción de Audra Mae, una no muy famosa cantante americana. Se llama Never my love. ¿Por qué? Porque es preciosa, me la ha regalado alguien a quien quiero muchísimo y me apetece compartirla. Y porque creo que es muy cool. ¿No les parece? Ya me dirán si les ha gustado.
20 de enero-18 de febrero
Con el Aire como elemento, los Acuario son independientes, graciosos, muy sociables e imaginativos, Ocultan un punto de excentricidad que no se ve a simple vista y, si te despistas, te verás inmerso en alguno des sus desafíos mentales. Pero su rebeldía y su impaciencia juega muchas veces en su contra. Ver más
¿Qué me deparan los astros?