Para algunas personas (en su mayoría mujeres, según las estadísticas) eso de mentir al médico es algo superior a sus fuerzas. ¿Vergüenza? ¿Pudor? ¿Autocomplacencia? Y lo peor es que si se les pregunta el motivo por el cual suelen ocultar la verdad cuando acuden a consulta, es raro que puedan dar una respuesta coherente. Reunimos las cinco medais verdades más habituales que solemos decir cuando nos encontramos frente a un facultativo:
1. Me hago el autoexamen de mama cada mes. Es una recomendación universal que pocas veces se cumple. Sin embargo, si el médico pregunta si solemos examinarnos las mamas probablemente le diremos que sí, cuando lo mejor es decir que no, así él podrá poner más atención en su revisión anual.
2. No bebo nunca. Quizá bebas una caña diaria o una copa de vino en la cena o en la comida. Aunque no lo creas, eso puede ser suficiente para que el consumo de alcohol se considere un factor de riesgo en el caso de algunas enfermedades. No te están preguntando si llegas a casa borracha cada día, solo si bebes alcohol a diario. Y sí, una caña es alcohol. Y también lo es una copita de vino.
3. No fumo. A nadie le gusta que el médico le eche una bronca, pero si consumes tabaco, ya sea a diario o de forma ocasional, debes comunicárselo al profesional sanitario. Es una información importante, aunque solo fumes cuando salgas con los amigos.
4. Sexo seguro, siempre. Reconocer que alguna vez se ha tenido sexo sin preservativo es incómodo incluso delante de los amigos. Es más fácil decir una mentira piadosa y evitar comentarios, pero esta estrategia no conviene emplearla con el médico. Él no te va a juzgar. Debes tener presente que es un profesional que busca información para poder hacer bien su trabajo y la gran beneficiada siempre vas a ser tú.
5. Tomo la medicación exactamente como usted la ha prescrito. Muchas veces introducimos pequeñas variaciones en los tratamientos o en el consumo de fármacos porque pensamos que lo podemos controlar sin problemas. Por ejemplo, nos saltamos las dosis y luego las doblamos, o detenemos los tratamientos por nuestra cuenta. Si haces algo de esto, lo mejor es que informes inmediatamente al médico aunque te cueste una bronca, pues tu desconocimiento médico te lleva a no ser consciente de las posibles consecuencias de esta práctica.
20 de enero-18 de febrero
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