La hipoglucemia es una bajada de los niveles de glucosa en sangre cuyos síntomas son mareo, malestar general, temblor y sudor frío. Por su parte, la hiperglucemia –valores anormalmente altos de glucosa– se manifiesta en forma de visión borrosa, sed, sequedad de piel y cansancio. Estas disfunciones son más frecuentes en pacientes diabéticos, pero también las pueden sufrir personas sanas tras realizar un ejercicio intenso, por ejemplo. En todos los casos es imprescindible un control médico y, además de la medicación, hay que prestar atención a la dieta y a la actividad física.
Horarios. La mejor opción para las personas que sufren bajadas de azúcar es llevar un control estricto de los horarios de las comidas. Es recomendable repartirlas en ingestas pequeñas –desayuno, almuerzo y cena con refrigerios a media mañana, media tarde y antes de acostarse– para distribuir la toma de glucosa a lo largo del día.
Ejercicio. Antes de hacer ejercicio, recuerda tener a mano algún alimento azucarado por si se presenta un episodio hipoglucémico durante su práctica. Para bajar los niveles altos de glucosa hay que realizar actividad física moderada adaptada a la edad y estado, siempre bajo supervisión médica. Si aparecen síntomas de hipoglucemia, se debe tomar hidratos de carbono de absorción lenta o complejos –pasta, arroz o legumbres– antes de comenzar la actividad. Durante la sesión de ejercicio se puede tomar hidratos de carbono simples, como azúcar.
Alimentación. Debe ser regular, equilibrada y contener una cantidad adecuada de carbohidratos complejos, como las legumbres, ya que el organismo los emplea de una manera más eficiente. Estos producen una digestión lenta que se traduce en una liberación graduada de la glucosa la sangre. También hay que tomar fibra y grasas, sobre todo las de origen vegetal y las que contienen los pescados azules, es decir, Omega-3 y Omega-6, y evitar las grasas saturadas. Por último, es muy importante reducir el consumo de alcohol, y nunca beberlo en ayunas.
Superalimentos. Aguacate: contiene un azúcar compuesto por siete carbonos que suprime la producción de insulina. Alga spirulina: gracias a su alto contenido en aminoácidos y ácidos grasos esenciales ayuda a estabilizar el azúcar en sangre. Espinacas y manzanas: contienen una alta cantidad de cromo, un mineral que ayuda a regular los efectos de la insulina en el metabolismo de la glucosa. Salvado de avena: es muy eficaz para evitar las descompensaciones de glucosa y, junto con un yogur desnatado –fibra más proteína–, es la mejor combinación ante una bajada de azúcar.
Los zumos de frutas y los azúcares simples, de rápida absorción, resultan de gran ayuda cuando se sienten los primeros síntomas de una bajada de azúcar. No está de más llevarlos en el bolso cada día.
La vitamina B y el magnesio favorecen el metabolismo de los hidratos de carbono y de la fibra. El cromo eleva el nivel de glucemia y es esencial para que la insulina funcione de manera óptima. La levadura de cerveza estabiliza el nivel de azúcar en sangre y el zinc es fundamental para una adecuada secreción de insulina. Y la vitamina C es útil cuando hay insuficiencia adrenal y el ácido pantoténico es importante para que la glucosa se transforme en energía.
En colaboración con la revista Club Gente Saludable.
20 de enero-18 de febrero
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