El cuidado de la piel es fundamental durante el tratamiento oncológico. / FOTOLIA

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Cáncer de mama: decálogo para cuidar la piel

Fotosensibilidad, descamación, erupciones, prurito y sequedad intensa son algunos de los problemas cutáneos que sufren las pacientes con cáncer de mama.

Al igual que el resto del cuerpo, la piel sufre mucho durante un tratamiento oncológico. Se irrita, duele, arde, se vuelve tirante, oscura y apagada... A esto se une el hecho de que muchas pacientes con cáncer legan a sufrir fuertes picores o incluso pueden tener en algún momento la zona radiada "en carne viva".

La cirugía, la radioterapia, la quimioterapia y los tratamientos con fármacos especializados provocan importantes problemas en la piel que deben tratarse de forma específica. Algunos de los problemas más frecuentes son la fotosensibilidad, la sequedad intensa o descamación, erupciones, uñas encarnadas, prurito o incluso fisuras en las palmas de las manos o plantas de los pies.

Los problemas en la piel impactan de forma directa en la calidad de vida y en la imagen de las pacientes, además de provocarles un malestar difícil de sobrelelvar. Cuidar la autoimagen es fundamental en el caso de las pacientes con cáncer de mama, según explica la Doctora Mayte Truchuelo, del Hospital Vithas Nuestra Señora de América de Madrid y miembro de la Asociación Española de Dermatología y Venereología (AEDV). Con su ayuda reunimos algunos consejos prácticos para cuidar la piel antes, durante y después del tratamiento:

  • La piel durante el tratamiento del cáncer de mama es más sensible, ya sea tanto por la quimioterapia como por la radioterapia. Se recomienda seguir cuidados específicos como en el caso de otras patologías de piel sensible (por ejemplo, dermatitis atópica).

  • Se recomiendan duchas cortas con agua templada. El uso de jabones con pH adecuado y una correcta hidratación (que incluyan sustancias que además de emolientes combinen principios activos calmantes, antiinflamatorios, reestructurantes… etc).

  • Protección solar adecuada. Por ser muchas de las medicaciones fotosensibles, se tendrá cuidado con el sol. Esto no quiere decirse que no puedan realizar actividades al aire libre ni mucho menos, sino que deberán utilizar las medidas de fotoproteccion adecuadas (filtros solares, gorros, ropa, gafas de sol, etc).

  • Cuidado especial a la hora de hacer la manicura, para evitar crear heridas que pudieran ser fuente de infección bacteriana. Pueden utilizarse esmaltes hidratantes y decorativos (hipoalergénicos). Se recomiendan evitar las uñas de porcelana o postizas que necesiten pegamentos agresivos o alergénicos.

  • En aquellas pacientes a quienes el oncólogo les haya avisado que su tratamiento inducirá caída de cabello, si su deseo es cuidar su imagen con el uso de pelucas, se recomienda encargarlas a su gusto (naturales, semisintéticas, sintéticas). Es importante recordar que en prácticamente todos los casos el pelo volverá a salir al cabo de unos meses de finalizado el tratamiento. Si se utiliza peluca, es aconsejable que el cuero cabelludo descanse y esté aireado al menos unas seis horas al día.

  • En aquellos casos donde se haya practicado linfadenectomía (extirpación ganglionar), las posibilidades de celulitis infecciosa en dicha extremidad son más elevadas, por lo que se recomienda evitar pinchazos o análisis en esa extremidad, realizar masajes de drenaje linfático según el caso y acudir a consulta siempre que se note enrojecimiento y/o dolor en la zona.

  • Hay manchas antiestéticas que salen durante el tratamiento que al finalizar el mismo, si se desea, podrán hacerse desaparecer mediante laser.

  • Existe la posibilidad de usar maquillaje corrector para cubrir imperfecciones, dibujar cejas o pestañas y verse con mejor imagen en aquellas pacientes que así lo deseen. En algunos hospitales españoles existen unidades de taller de maquillaje corrector asociadas a servicio de dermatología, en colaboración con voluntarias de la AECC.