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La reconstrucción mamaria es uno de los momentos más delicados en el proceso de recuperación de las pacientes con cáncer de mama. El alto índice de superviviencia de las mujeres que padecen este tumor han convertido la cirugía plástica, estética y reparadora en una de las grandes aliadas para la recuperación física y emocional de las pacientes. Pero, como toda intervención quirúrgica, se trata de una operación que genera muchas dudas. Con la ayuda del Dr. Emilio Moreno, Jefe Asociado del Servicio de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética del Hospital Quirón de Madrid (Pozuelo y San José), damos respuesta a las consultas más habituales de las pacientes en torno a este tema.
La reconstrucción mamaria puede realizarse en dos momentos, tal como explica el Doctor Moreno. En el mismo acto quirúrgico de la mastectomía o la tumorectomía -reconstrucción inmediata-, o de manera posterior que es la intervención que denominamos reconstrucción diferida. En el caso de la reconstrucción diferida, el momento elegido es esencial y debe ser el idóneo. No conviene hacerlo coincidiendo con tratamientos de quimioterapia o radioterapia y es preferible que éstos finalicen para asegurar una elección correcta de la técnica y la mejor evolución posible.
Existen dos grandes grupos. Aquella en la que la reconstrucción se hace con materiales ajenos al organismo, es decir, expansores tisulares y prótesis, y otra en las que se aporta tejido de la paciente procedente de otras partes del cuerpo, y en la que se pueden o no utilizar expansores o implantes.
En el primer caso (llamada reconstrucción heteróloga), suele haber un primer tiempo quirúrgico en el que se implanta un expansor tisular bajo la piel y bajo el músculo de la región de la mama para "estirar" ésta de forma progresiva durante el postoperatorio. Pasados unos meses, el expansor se sustituye por una prótesis.
En la reconstrucción autóloga se utilizan los tejidos de la paciente como vehículo principal de la reconstrucción. Es decir, se incorporan a la mama tejidos vivos de otra localización para reconstruir la mama. En algunas ocasiones solo estos tejidos bastan para reconstruir una mama, pero en otras ocasiones se utilizan combinados con expansores o prótesis.
Por múltiples motivos. Para empezar elimina la impresión de amputación después de la mastectomía, lo cual no es decir cualquier cosa. Si hablas con las pacientes de cáncer de mama que no han sido reconstruidas, esa sensación está entre los aspectos más duros de su enfermedad.
Por otro lado, desde el primer día las pacientes tienen relación con un servicio médico diferente de oncólogos, radioterapeutas, cirujanos o ginecólogos, muy centrados en la enfermedad, mientras que en nuestro servicio se centran en sí mismas, en su bienestar, y eso hace que el peso de la enfermedad se lleve mejor en muchos casos.
Como en cualquier cirugía, todos los posibles. Hay que hablar con la paciente y ser muy consciente de lo que quiere, que tipo de mama quiere tener, como es la mama que no está enferma y si precisa alguna intervención para lograr una simetría. También hay que analizar el tratamiento postoperatorio que va a recibir la paciente en función del tumor, sobre todo en lo que respecta a una posible radioterapia, que no impide pero sí condiciona la reconstrucción. En función de todos estos factores, se puede planificar para cada caso la mejor opción de reconstrucción.