Es bueno tomar zumo de frutas / fotolia

vivir

No te líes con lo que comes

Las noticias sobre nutrición se suceden tan rápido que ya no sabes con qué llenar la despensa. Sigue nuestra guía

Las "dietas limpias" son trending topic y no es difícil entender la razón. Conseguir los objetivos que persiguen (reducir la inflamación crónica, controlar mejor los niveles de glucosa y lograr los nutrientes necesarios evitando ingredientes artificiales y toxinas) ayuda a prevenir enfermedades como la diabetes tipo 2, la enfermedad de Crohn o algunos tipos de cáncer. ¿Quieres saber cómo puedes "comer limpio"? Pues sigue leyendo y lo descubrirás.

1. Busca lo natural

Solo en 2015 se vendieron casi 600 millones de kilos de alimentos preparados en España, según el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Eso supone casi 13 kilos por persona y año. Y ese consumo puede suponer un riesgo. "Los procesos que convierten los nutrientes naturales en alimentos procesados degradan el alimento natural, reducen su valor nutricional y favorecen el sobrepeso. Al incorporarles grasas saturadas o trans, azúcares, harinas refinadas y aditivos de todo tipo, los modificamos a peor", explica el doctor Laurent Chevallier, autor de Comer como antes, la mejor dieta (Ed. Octaedro), un best seller en Francia. Un ejemplo son las harinas refinadas: al desechar la cáscara o salvado de los cereales, estos pierden un 75% de su aporte de vitaminas, minerales y fibra.

¿Qué puedes hacer? Compra el máximo de alimentos tal y como están en la naturaleza, o lo menos transformados posible. Intenta que no falten en tu lista los pescados y mariscos frescos, los huevos, los yogures y quesos frescos, las carnes magras sin procesar, las verduras y frutas, los frutos secos y las semillas integrales. Si optas por productos elaborados, escoge siempre los congelados y las conservas, pero al natural.

2. Cocina de forma segura

Algunos utensilios de cocina pueden tener melamina, ftalatos, bisfenoles y hasta metales tóxicos. Incluso hay métodos de cocción que generan aminas heterocíclicas e hidrocarburos aromáticos policíclicos, sustancias sospechosas de aumentar el riesgo de cáncer.

¿Qué puedes hacer? Las mejores baterías son las de acero inoxidable y el papel sulfurizado, mejor que el de aluminio. Opta por las cocciones lentas y elimina lo quemado.

3. Descifra las etiquetas

Un producto de aspecto inocente puede llevar ingredientes insospechados. También existen productos que parecen una cosa, pero que en realidad son otra, como los que simulan ser queso, pero en realidad son una mezcla de proteínas de leche, grasa y emulsionantes. Aprende a leer las etiquetas.

¿Qué puedes hacer? No compres un producto si su lista de ingredientes es muy larga y/o menciona más de tres aditivos; el ingrediente principal aparece en tercer lugar; usa aceite de palma o aceites parcialmente hidrogenados o si ves ingredientes "desubicados" (por ejemplo, colorante en una salsa de tomate).

4. Aprende a desenmascarar los mensajes

Algunas marcas se inventan términos que suelen acompañar a su logotipo y que sugieren salud y bienestar cuando, en realidad, no han demostrado esos beneficios. Por ejemplo, añaden "natural", "a la antigua", "receta artesanal" o "tradicional", para hacer pensar que son saludables y no llevan productos artificiales, cuando están repletos de ingredientes que deberías reducir al máximo.

¿Qué puedes hacer? Leer bien las etiquetas. Para saber si un producto es ecológico o bio, mira si incluye las palabras "ecológico", "orgánico" o "biológico" en su etiqueta y si lleva el logo de la UE.

5. Pásate (en parte) a lo ecológico

Y te ahorrarás muchos pesticidas en tu plato. ¿Qué puedes hacer? Los expertos en toxicología recomiendan optar por los productos de cultivo ecológico al comprar legumbres, cereales integrales, huevos, tés, frutas y verduras.

6. Combina bien las proteínas

En 2010, nos dijeron que algunos pescados azules acumulaban metales pesados. Y en 2015, que las carnes procesadas aumentaban el riesgo de cáncer. Entonces, ¿qué debemos comer?

¿Qué puedes hacer? Come pescado, mejor azul y de pequeño o mediano tamaño, dos veces por semana y carne magra una o dos veces por semana; además de huevos, legumbres, frutos secos y granos integrales.

7. ¡Ojo con el azúcar!

Las autoridades sanitarias insisten en que no deberíamos tomar más de 25 gr de azúcar al día. Pero la mayoría de lo que consumes está "camuflado" en los productos envasados con los nombres de sacarosa, jarabe de glucosa/fructosa, maltosa, destroxa...

¿Qué Puedes hacer? Sustituye poco a poco el azúcar del café por canela o vainilla, y las bebidas azucaradas por agua. Acaba tus comidas con compotas, ensaladas de frutas o yogur con piña o frambuesas. Y si haces un postre, pon la mitad de azúcar de lo que indica la receta.

¿Qué ocurre con la panga?

  • Un Pescado sin sabor. La panga de acuicultura llega desde Vietnam y poco tiene que ver con su versión salvaje. Crece a doble e incluso a cuádruple velocidad que salvaje (por el pienso artificial) y alcanza la edad adulta en seis meses. Luego lo filetean y lo lavan en grandes depósitos de agua mezclada con polifosfatos, aditivos químicos que facilitan el congelado. El resultado es un pescado insípido y con valor nutricional "muy pobre", según la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición: su contenido en proteínas es muy bajo (del 9 al 12% por 100 gr), la mitad que pescados blancos como la merluza.

  • Problema ambiental. La panga vietnamita se cría en aguas del Mekong, de las más contaminadas del planeta. Para reducir el riesgo de que el pescado enferme, las granjas añaden grandes cantidades de fármacos a los estanques de cría, lo que incrementa la contaminación. Si ña comes, escógela con la etiqueta ASC de origen sostenible.