Estas son solo algunas de las razones que te sacarán de dudas si tienes los ojos hinchados o los has tenido alguna vez.
Tienes alergias. La piel del contorno de los ojos es muy fina y sensible. Cuando entra en contacto con agentes alérgenos como el polen o los pelos de algún animal, suele inflamarse, y a veces afectar incluso a la nariz. A veces las cavidades del sinus (detrás de los ojos) también se inflaman y dan a los ojos una apariencia inflamada y húmeda. A la vez se puede notar resequedad en las mucosas de la nariz y en la piel alrededor de los ojos.
Padeces conjuntivitis. Es una enfermedad muy contagiosa producida por un virus y en sus formas severas por una bacteria. En su forma viral la conjuntivitis se acompaña por un lagrimeo constante y muy incómodo. A veces se acompaña con síntomas similares a los de un resfriado.
Llevas mucho tiempo sin quitarte las lentillas. Es una de las causas más frecuentes de los ojos inflamados. Las lentillas son una barrera para los ojos que no deja pasar oxígeno y que puede agrandar la cornea. Si has dormido con las lentillas has sometido a tus corneas a demasiado estrés y la inflamación puede ser muy visible.
Has estado llorando. Las lágrimas tienen un alto contenido de sal que inflama los tejidos oculares. No ayuda que después de llorar te frotes los ojos pues se inflamarán aún más. Lo más eficaz es aplicar una compresa de agua fría si tienes que verte con alguien.
Comes con mucha sal. El sodio tiene una conexión simple y directa con los ojos inflamados, pues el sodio provoca retención de líquidos en el organismo y eso afecta a todos los tejidos, incluidos los ojos. Suele haber sodio y sal en lugares insospechados, como el pan del desayuno, las sopas o la comida congelada.
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