Una mujer, en la cama durmiendo. /
Intenta concentrarte en tu respiración y conseguirás relajarte evitando focalizarte en pensamientos obsesivos. Así tendrás más posibilidades de conseguir adormecerte. Se trata de sincronizar el ritmo cardíaco y la respiración: inspira cinco segundos y espira cincos segundos y trata de hacer seis ciclos inspiración-espiración por minuto. Repite la operación de tres a cinco minutos. Puedes utilizar un cronometro o una app en el móvil como Kardia, que controlan el ritmo cardiaco y la salud de tu corazón.
A ser posible vestida con sábanas y edredones agradables. Tres elementos cruciales para conciliar mejor el sueño. La vida media de colchones y somieres es de 10 años. En cuanto al ruido, es un gran perturbador del sueño, igual que las luces que se cuelan por la ventana. La almohada es fundamental: tiene que adaptarse a ti, a la altura de tu cuello y a la postura que adoptas para dormir. Y, ya sabes: ¡prohibidas las pantallas en el dormitorio!
Por ejemplo con lavadula angustifolia o valeriana officinalis, melissa officinalis o pasiflora incarnata. También puedes hacerte una mezcla de manzanilla, tila y espino albar. Tómatela una hora antes de acostarte.
Al trabajar la respiración, el yoga incide en la conciliación del sueño, pero, además, lo favorece porque deshace las tensiones del cuerpo y su práctica aporta calma, serenidad y una sensación de seguridad necesarias para sentirse relajado y adormecerse. Existe un tipo de yoga especialmente concebido para conciliar el sueño: se llama nidra, se compone de estiramientos y automasaje, y se hace con los ojos cerrados.
Hay olores que facilitan un estado de relajación cercano al sueño: la naranja, el neroli, la verbena, el sándalo o la mejorana son algunos de ellos. Perfumar tu habitación con ellos es una buena idea. También puedes darte un baño con sus esencias o perfumar tu almohada y tus sábanas.
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