Casi siempre hay motivos diferentes al hambre cuando nos damos un buen atracón de chocolate: Tristeza, no en vano tiene una muy bien ganada fama de antidepresivo. Malos momentos, debilidades, frustraciones … Si conseguimos frenar ese primer impulso quizás podamos descubrir qué se esconde detrás de nuestra locura por el chocolate. Estas cuatro preguntas podrán ayudarte a conocerte un poco mejor, y con un poco de suerte no te darás ese atracón.

Pregunta 1. ¿Estoy de mal humor? ¿En lugar de devorar este trozo de chocolate preferiría lanzarme a la yugular de alguien?

Si la respuesta es positiva. No tienes hambre solo estás enfadado. En cuestión de nanosegundos te meterás 300 calorías al cuerpo … espera que se te pase. Suelta el chocolate y déjalo en su sitio. Calmar un estado emocional con comida es una gratificación que luego te generará sentimientos de culpa. Si te comes este chocolate volverás a por más, y entonces estarás mucho más enfadada.

Pregunta 2. ¿He quemado suficientes grasas hoy? ¿Voy a ir al gym? ¿Me lo voy a saltar?

Si has quemado calorías, date un gusto, cómete ese trozo de chocolate pero no te pases. Ir al gimnasio es como ahorrar, mientras más metes en tu cuenta más gustos podrás darte después.

Pregunta 3. ¿Hace cuánto tiempo no bebo agua?

Si la respuesta es “mucho”, no comas chocolate. A veces la sed se confunde con el hambre. Si llevas mucho tiempo sin beber y te ha dado un ataque de hambre prueba a tomar agua antes y escucha a tu cuerpo. Si sigue pidiendo chocolate, dáselo. Que el mundo no es un valle de lágrimas.