Irene Montero y Pablo Iglesias. /
Últimamente el foco de atención se ha centrado sobre los partos prematuros. Algunas lectoras me han pedido que explique los posibles motivos de este repunte de prematuridad, al menos entre los personajes del papel couché. Los casos de la política Irene Montero, pareja del líder de Podemos Pablo Iglesias, cuyo parto se ha adelantado 3 meses, o el de María Zurita, que hemos conocido al detalle el nacimiento de su hijo Carlos a través de una suculenta exclusiva, parece que han alterado los ánimos de la opinión pública.
Se considera parto prematuro a aquel que se produce antes de haber completado la 37 semana de gestación, un parto normal dura 40 semanas, lo que vienen siendo 9 meses, como todo el mundo sabe. Hay muchos grados de prematuridad. No es lo mismo que el nacimiento se produzca en la semana 34 o 36, en la que los bebés son más delicados y necesitan de un trato especial durante un tiempo pero tienen un pronóstico muy favorable, a los casos como el de Irene Montero, en los que el parto se ha adelantado demasiado. En estos casos se precisará del ingreso en unidades específicas de neonatología, ya que las complicaciones pueden ser mucho mayores.
Los bebés prematuros no han pasado el suficiente tiempo dentro del útero para que maduren diversos órganos. El sistema respiratorio puede no estar correctamente desarrollado y pueden requerir de una sustancia conocida con el nombre de surfactante para el correcto funcionamiento del pulmón, hasta que el bebé sea capaz de producirla por sí mismo. Tampoco estarán completamente formado el sistema digestivo, nervioso, inmunológico, etc. Es beneficioso el empleo de leche materna de la propia madre o de los bancos de leche existentes. Muchas veces los bebés requieren de métodos terapéuticos invasivos durante su estancia en las unidades de neonatología como vías arteriales o venosas, intubación, sondas de alimentación, etc. Todas estas medidas, junto con la inmadurez del sistema inmunológico, favorecen la aparición de infecciones. También pueden existir complicaciones como malformaciones cardíacas congénitas u de otros órganos que dificultan el tratamiento, etc.
María Zurita paseando a su hijo. /
En la medicina moderna se acepta que el límite de la supervivencia está situado en la 23 semana de gestación, un poco más de la mitad de un embarazo normal. Existe la conocida ‘brecha de supervivencia’, y es que la mayoría de los 15 millones de bebés prematuros que nacen anualmente en el mundo lo hacen en países en vías de desarrollo, en los que las posibilidades de salir adelante son mucho menores. En nuestro país, 1 de cada 13 bebés nacen prematuramente y disponemos de unidades de neonatología punteras que disponen de las técnicas más avanzadas para el tratamiento de estos pacientes, de ahí que las posibilidades de sobrevivir en España sean mucho mayores.
Las causa de los partos prematuros son múltiples y muchas veces desconocidas. En nuestro país, los casos han aumentado más de un 30 % desde el año 1996. La incorporación, cada vez más activa, de la mujer a la vida laboral puede que haya tenido algo que ver. El retraso en la edad a la hora de tener el primer hijo, la dificultad para lograr el embarazo que ha desatado una fiebre por la reproducción asistida, el estrés en el trabajo, los partos múltiples,etc. Son factores que han contribuido a que el número de casos esté en aumento.
Lógicamente los problemas de salud de la madre como la obesidad, la hipertensión, la diabetes o el tabaquismo contribuyen a aumentar los índices de prematuridad. Medidas tan simples como dejar de fumar durante el embarazo, llevar una vida sana y reducir el estrés junto con un estricto control del embarazo por especialistas pueden evitar que un bebé prematuro pase por el día más peligroso de su vida antes de tiempo, el de su nacimiento.
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