vivir
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Usa protección. Tu curiosidad por aprender un nuevo deporte a pie de playa en el que puede haber accidentes (¿te suena ese cursillo de paddle surf?), tu ansia por tirarte del trampolín más alto o tu entusiasmo por coronarte como reina de los deportes puede llevarte a la consulta del dentista, con una pieza menos, si no utilizas un protector bucal, especialmente si llevas brackets.
Come bien. Evita masticar hielo (o pondrás en riesgo tu esmalte); evita la sequedad bucal consumiendo frutas veraniegas y lleva siempre en el bolso cepillo y pasta de dientes para usarlo tras las comidas fuera de casa (más habituales durante las vacaciones). Si no tienes cepillo a mano, come una manzana o uvas.
Puedes ser candidata a padecer síndrome del buceador: un dolor muy intenso provocado por el cambio de presión que sufren las personas que tienen problemas en la boca sin resolver, como caries que han pasado inadvertidas o infecciones que aún no han dado la cara. El remedio es sencillo; hacerte una puesta a punto dental antes de tu primera inmersión.
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