Dieta desequilibrada. Los regímenes que se basan en un consumo exagerado de proteínas en detrimento de otros grupos de nutrientes, como los hidratos de carbono, consiguen resultados rápido en cuanto a pérdida de peso, ¿pero a qué precio? Pues además de exponerte a sufrir el temido efecto rebote, “en estas dietas el organismo reacciona destruyendo la proteína que genera el cuerpo, no la grasa, y eso puede provocar daños incluso en la boca”, explica el odontólogo Iván Malagón.

Malos resultados. Seguir una dieta alta en proteínas favorece la respuesta inflamatoria en las encías, que pueden desarrollar gingivitis y periodontitis. Además, reduce la cantidad de saliva y su capacidad antibacteriana, lo que hace que seamos más propensos a sufrir infecciones y caries.

Déficit de vitaminas

Los regímenes basados en el consumo de proteínas, si no están bien diseñados, suelen producir carencia de vitamina B2 (lo que afecta a las mucosas, provocando yagas en la boca y grietas en la comisura de los labios); B12 (necesaria para las papilas gustativas); y vitamina C (imprescindible para prevenir la caries).

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