vivir
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Un estudio ha analizado la relación que existe entre la falta de sueño y el hambre. El resultado no ha dado cabida a las dudas: si duermes poco, mal y no descansas te convertirás en cliente frecuente de los restaurantes de comida basura, y ni hablar de las ganas que te darán de comer bollería. El estudio asegura que tu cerebro responde a una vigilia demasiado larga aumentando su interés por los aperitivos insanos.
Otra conclusión a la que llegan diversos estudios es que el porcentaje de grasa del cuerpo y el índice de masa corporal están ligados directamente a las horas de sueño.
El estudio publicado en The Journal of Neuroscience evaluó a un grupo de 32 hombres sanos y delgados. Los evaluaron en dos ocasiones, una después de una noche en la que habían dormido según sus costumbres y otra vez tras pasar la noche en vela. Todos ellos pujaron por aperitivos como chocolatinas y patatas fritas cuando habían dormido menos, además, su disposición a gastarse el presupuesto en aperitivos insanos aumentó significativamente los días que no habían dormido.
También analizaron los niveles hormonales en la sangre y comprobaron que no había niveles muy distintos de grelina, la hormona del apetito.
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