Deja de fumar. El tabaquismo disminuye el flujo sanguíneo a los riñones y aumenta el riesgo de padecer cáncer en ellos un 50%. Toma menos sal. La ingesta recomendada de sodio es de 5-6 g al día (una cucharadita de café) y para mantenerte en estos márgenes despídete de los alimentos procesados (que suelen ser más ricos en sodio de lo que crees), quita el salero de la mesa y cocina con más especias.

Evita automedicarte. Utilizar de forma regular antiinflamatorios no esteroideos (como el ibuprofeno) puede dañar a los riñones. Antes de tomar cualquier medicamento (incluidos los suplementos de vitaminas y minerales o los remedios basados en plantas medicinales), pregunta a tu médico cuáles son seguros.

Chequea tu tensión. Muy pocas persona son conscientes de que tener la tensión alta no solo puede ocasionar riesgo de sufrir un ictus o un infarto, sino que también es la causa más frecuente de daño renal. Por eso es especialmente importante que vigiles tus niveles de presión arterial. Recuerda que los valores normahles son de hasta 120/80 mmHg. Entre este valor y hasta 129/80 se considera prehipertensión

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