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7 planes antiaging para tu sonrisa

La boca también puede delatar la edad. Y no nos referimos a las arruguitas que aparecen en la comisura de los labios. Los dientes oscurecidos, las encías en mal estado o las piezas desgastadas pueden echar años de más a cualquier sonrisa. Pero tienen solución.

Haz click en la imagen para descubrir los mejores alimentos para mujeres maduras./getty

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Silvia Vivas
Silvia Vivas

Si los ojos son el espejo del alma, la sonrisa puede convertirse en el peor reflejo de los años cumplidos. Lo que sucede en la boca a medida que añadimos velas a la tarta de cumpleaños tiene consecuencias estéticas y otras, más graves, que afectan a la salud bucodental. Entre las primeras destacan unos dientes menos luminosos y el hecho de que, con el paso del tiempo, el hueso que los soporta reduce su espesor, lo que provoca una pérdida de volumen en toda la estructura de los labios, lo que se traduce en la aparición de más arrugas en toda la zona.

Pero otros efectos que el paso del tiempo provoca en la estructura bucal son los que deberían preocuparnos más, porque pueden provocar problemas de salud. Por ejemplo, es cierto que con los años los dientes se oscurecen por la saturación de la dentina (la capa que está por debajo del esmalte) que, de forma natural, los va haciendo más opacos. Pero lo más importante es que el esmalte también se va debilitando y puede dejar expuesta parte de esa dentina, dando lugar a problemas de sensibilidad al comer o beber alimentos calientes o fríos.

Por su parte, las encías pueden aparecer retraídas y los dientes más largos de lo que eran o producirse el efecto óptico contrario: el de tener los dientes más pequeños que antes. Pero ambos efectos son síntomas de que o bien se sufre una enfermedad de las encías o bien "se ha reducido la distancia que comprende desde la base de la nariz hasta la barbilla por culpa del desgaste excesivo de los dientes debido al bruxismo o por ausencia de los molares", describe la dra. Patricia Bratos, co-fundadora de la clínica Ferrus & Bratos.

La enfermedad periodontal afecta al 40% de los adultos con más de 30 años y puede causar pérdida de piezas dentales.

Si la edad se alía, además, con el tabaco, las enfermedades crónicas, la medicación para controlarlas, una mala dieta o una higiene oral deficiente, podemos cumplir los 50 años con la boca de una mujer de 80. Pero se trata de un destino fácil de eludir. "Un individuo sano, si mantiene una buena higiene oral y acude a su dentista a realizarse revisiones periódicamente, no debería desarrollar una patología dental por el simple hecho de envejecer. Para que haya patología debe producirse un desequilibrio entre los factores que la producen y los que la previenen", asegura la doctora Carmen Martín Carreras-Presas, vocal del Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de la 1ª Región (COEM). ¿Y si ese desequilibrio ya se ha producido? Entonces es hora de usar las opciones que ofrecen los especialistas y recuperar la sonrisa. Tengas la edad que tengas.

Encías rosas, no rojas

Con los años, los tejidos de nuestro organismo, incluidas las encías, pierden hidratación y colágeno, lo que conlleva una mayor susceptibilidad a la atrofia. El panorama ideal para que, si descuidamos un poco nuestros hábitos (el tabaco, por ejemplo) y la higiene dental (no usar diariamente el hilo), aparezcan enfermedades de las encías provocadas por el sobrecrecimiento de las cepas más dañinas de las bacterias que viven en nuestra boca. Estas bacterias pueden causar una respuesta inflamatoria crónica, que aunque en la mayoría de las ocasiones no duele, es capaz de destruir el hueso en el que se asientan los dientes. En los primeros estadíos de este proceso hablamos de gingivitis; en los más avanzados, de periodontitis. Si la enfermedad periodontal (que se calcula que afecta al 40% de los adultos a partir de los 30-35 años) no se trata, se pueden retraer las encías e, incluso, perder piezas dentales. "De hecho, en el mundo se pierden más dientes por enfermedad periodontal que por caries", advierte la doctora Patricia Bratos.

Plan antiaging nº 1. Haz caso a las señales: no es normal que las encías sangren ni mucho ni poco. "Una encía que sangra al cepillado o al utilizar hilo o seda dental, es una encía enferma. El diagnóstico y el tratamiento de estas patologías debe ser realizado por odontólogos y estomatólogos cualificados, dado que las consecuencias de un diagnóstico o tratamiento incorrecto puede afectar negativamente a nuestra calidad de vida", explica la dra. Carmen Martín Carreras-Presas.

La saliva contiene sustancias que nos defienden de infecciones leves.

Los casos más leves de enfermedad periodontal se tratan con una tartrectomía, que es el nombre técnico con el que se conoce a la limpieza en la que el odontólogo elimina los cálculos de sarro y la placa bacteriana. Cuando estos cálculos se encuentran por encima de la línea de las encías, la tartrectomía consiste en un raspado coronal y una limpieza de boca rutinaria. Si los cálculos se encuentran dentro de la encía, la tartrectomía se denomina raspado radicular y necesita para ser completada el uso de aparatos de ultrasonidos que "rompen" esos depósitos para poder retirarlos.

Las periodontitis más recalcitrantes necesitan completar ese raspado con un análisis microbiológico. Tras tomar una muestra de la placa bacteriana y analizarla en el laboratorio, al tratamiento convencional se le añade otro antibiótico, en el que se escoge el fármaco más adecuado contra el tipo de bacteria que está afectando a la boca.

Plan antiaging nº 2. Si hemos ignorado la enfermedad periodontal durante demasiado tiempo, somos fumadoras o nos cepillamos los dientes de una forma demasiado agresiva, es posible que con la edad en algunas zonas las encías se muestren retraídas y lleguen incluso a mostrar demasiada superficie dental. En estos casos, la solución (después de haber tratado la gingivitis y si el hueso en el que se asienta el diente se encuentra intacto) es someterse a un injerto. Esta técnica de microcirugía se realiza con anestesia local y en ella se injerta tejido nuevo (normalmente procedente del paladar del paciente) en la zona que se encuentra desprotegida.

A la vejez... ¿caries?

Las caries no son solo cosa de niños; los adultos tampoco estamos a salvo de ellas. De hecho hay un tipo, la caries radicular, que afecta a la raíz de los dientes y no suele dar la cara hasta que llegamos a la madurez. El peligro de este tipo de caries, una vez que han aparecido, es que llegan rápidamente a la cámara pulpar y suelen acabar en endodoncia.

La caries en la raíz del diente avanza rápido y suele acabar en endodoncia.

Plan antiaging nº 3. El origen de la caries radicular se encuentra en varios frentes. El primero de ellos, la sequedad bucal: "La saliva contiene inmunoglobulinas que nos defienden de las infecciones orales leves. Pero algunos de los fármacos más usados por la población adulta para el control de enfermedades como la hipertensión arterial o el insomnio pueden producir sequedad oral, por lo que estos individuos serían más susceptibles a padecer caries", asegura la doctora Martín Carreras-Presas. En este caso, la única opción es hablar con el médico para barajar otras medicaciones que no provoquen este efecto y reforzar la hidratación.

Plan antiaging nº 4. "La caries radicular es más común en adultos, debido a que hay pacientes en los que las encías, con el paso de los años, van retrayéndose", explica Elena Criado, odontóloga de la Dirección Asistencial de Sanitas Dental. ¿Y sabes qué factor puede retraer unas encías que están sanas? Cepillarse los dientes con demasiada fuerza. "Para evitarlo, aconsejamos usar cepillos eléctricos con sensor de presión, que avisan mediante un ruido o una luz cuando apretamos demasiado. Además, estos modelos suelen cronometrar el tiempo de cepillado", explica la dra. Conchita Curull, de la Clínica Curull. Con un cepillado efectivo (y respetuoso), se puede prevenir este tipo de caries. Pero si el problema es que ya han aparecido, la solución es tratar la lesión con materiales adhesivos y usar pastas dentales y productos fluorados si la caries ha provocado sensibilidad.

Recuperar el blanco natural

Un diente oscurecido por una endodoncia se puede blanquear.

El esmalte que recubre los dientes es la sustancia más dura y resistente de nuestro organismo... pero no es indestructible. "Con el paso del tiempo, las piezas dentales se vuelven más frágiles por deshidratación. Los dientes adultos pierden esmalte, dejando más evidente la parte interior, la dentina, lo que le confiere al diente un color más oscuro y menos luminoso. Además, los dientes adultos presentan cracks del esmalte y fracturas que los vuelven irregulares y menos estéticos. Asimismo, las cúspides suelen perder anatomía por desgaste, que al final dejan zonas de dentina expuesta que también podrían producir sensibilidad dental", asegura la experta del COEM.

Plan antiaging nº 5. Ante unas piezas dentales desgastadas o de bordes irregulares, cabe la posibilidad de restaurarlas. Los nuevos materiales dentales, desde las resinas compuestas ( composites), hasta las piezas cerámicas o metal-cerámicas permiten personalizar el tratamiento. "Esto ha mejorado mucho, porque antes se ponía una funda y para ponerla había que rebajar aún más el diente. Ahora tenemos la opción de usar carillas muy finas y resistentes, en la que casi no tocas el diente y el resultado final es muy natural", explica la dra. Conchita Curull. El objetivo, por lo tanto, es reconstruir la sustancia perdida, siendo lo más conservadores posible y respetando el esmalte remanente. "Para ello utilizamos composite o incrustaciones on-lay de cerámica de disilicato de litio. Otra medida, en caso de bruxismo, es emplear férulas de descarga (un aparato que se coloca en la boca por la noche que no permite que rechinemos los dientes al dormir), para evitar los desgastes más severos", asegura Patricia Bratos.

Plan antiaging nº 6. Para recuperar la luminosidad perdida de una sonrisa, solo existe una solución: el blanqueamiento dental. "Estas técnicas pueden usarse a cualquier edad, siempre que las encías estén sanas y no haya caries activas", explica la doctora Curull. Hay múltiples formas de aclarar los dientes, pero, en general, se suelen diferenciar dos tipos de blanqueamiento: el externo y el interno.

El primero es el más común y se realiza en todos los dientes de la boca (excepto en los que han tenido que ser restaurados o llevan coronas). Dentro de este tipo de blanqueamiento hay a su vez varias opciones, en función de la concentración del agente blanqueante y de si ese producto químico se activa mediante calor, luz halógena o luz LED, láser, ultrasonidos u ozono.

Por su parte, el blanqueamiento interno está indicado en dientes concretos que se han oscurecido porque han sido sometidos a una endodoncia. En esos casos, se realiza un aclaramiento del diente oscurecido mediante la aplicación del agente blanqueador directamente en el interior del diente.

Hora de reponer

Los implantes son la solución que menos perjudica al resto de piezas dentales.

No tener todas las piezas dentales es, sin duda, lo que más avejenta una sonrisa. Y, como ocurre con el sangrado de las encías, que los dientes se "caigan" con la edad tampoco es normal. Reemplazarlos es más importante de lo que pensamos: "Poner las piezas que faltan es necesario, porque no se trata solo de un tema estético, es también un problema de salud. La boca tienen que ofrecernos estabilidad. Las personas a las que les faltan algunas muelas, por ejemplo, comen y digieren peor, porque empiezan a masticar con dientes que no están preparados para ello y eso es malo", explica la doctora Curull. ¿Pero qué podemos hacer si hemos empezado a cuidar la boca demasiado tarde y las piezas ya se han caído? Incluso en ese caso, tienen a su disposición diversas opciones.

Plan antiaging nº 7. Los odontólogos, por regla general, intentan mantener todas las piezas dentales que estén en condiciones de proporcionar una correcta función. Dicho esto, existen varios tipos de prótesis para sustituir las que faltan: desde las removibles (de quitar y poner), a las fijas y las que se colocan sobre implantes. Para elegir qué tipo de prótesis es la más adecuada para reponer las piezas dentales perdidas, hay que tener en cuenta varios factores, como el estado de salud general del paciente y su capacidad para mantener la cavidad oral saludable. "El odontólogo debe de recomendar la mejor manera de reponer la pieza dental perdida, porque cada caso permite unas soluciones diferentes, aunque los implantes son la solución que menos perjudica al resto de las piezas", explica Elena Criado. Los implantes dentales en pacientes sanos, no fumadores y que no toman ninguna medicación que afecte a la cicatrización tienen una tasa de éxito superior al 98%. "La edad no es una limitación para ponerse un implante. De hecho, ahora mismo, con los nuevos implantes cigomáticos (que se anclan en el hueso cigomático y no en el maxilar), hemos logrado que incluso la ausencia de hueso deje de ser una limitación. Siempre hay una solución. Lo que sí necesitamos para hacerlo es que el paciente tenga una buena salud. Pero contraindicaciones para hacerse un implante no existen y la edad, menos aún", concluye la doctora Conchita Curull.

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