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La mala reputación del pan blanco ha provocado que muchas de sus seguidoras se hayan tenido que poner a flirtear con otras variantes como el pan de cereales, de semillas o el de centeno. Este último, el más oscuro de todos y con un sabor algo amargo, se convierte en la opción más saludable para dietas y desayunos.
- Mucha fibra. Lo cual es bueno, entre otras cosas, en el caso de problemas de colesterol, en dietas de adelgazamiento o si padeces de diabetes (ya que su índice glucémico es muy bajo). Además, contribuye a la lenta absorción de los carbohidratos, esencial para mantener los niveles de energía estables y sin picos de hambre.
- Poca grasa. Moncho López, panadero artesano y propietario de Levadura Madre apunta que: “el pan de centeno tiene menos calorías y más fibra que el pan de trigo”.
- Muchas vitaminas. Contiene vitamina A, vitamina E y vitamina K y diversas vitaminas del complejo B.
- Muchos minerales y ácidos grasos saludables. Rico en calcio, hierro, flúor, sodio, potasio, fósforo, selenio, magnesio y zinc, así como grandes cantidades de los ácidos linoleico y oleico.
- Cero harinas refinadas. Este es el motivo por el que se considera íntimo amigo de las dietas de adelgazamiento. Su contenido en fibra soluble y sus pocas calorías, en comparación al pan blanco, hacen que este cereal ayude a reducir centímetros más fácilmente.
- Te carga las pilas. Sus hidratos de carbono de absorción lenta, hacen que dosifiques tu energía para todo el día.
- Regula problemillas intestinales. Por un lado combate el estreñimiento y por otro trata asuntos peliagudos como la gastritis o la descomposició n. En definitiva, el centeno es buenísimo regulando la flora intestinal y cuidando de los estómagos más irritados.
- Rebaja el colesterol. Ayuda a mantener sus cifras en la franja saludable para el organismo. En general, mejora todo el sistema cardiovascular.
- Y te quita kilos. Gracias a su alto contenido en fibra.
Moncho López señala además que: “el pan de centeno, cuya miga es algo ácida, es más idóneo para alimentos grasos como pescados ahumados y también para verduras un poco amargas como la endivia y las espinacas”.
1) Coge una rebanada de pan de centeno.
2) Pon un poco de queso fresco.
3) Corta unas tiras de aguacate y extiéndelas sobre el queso.
4) Añade unas gotas de aceite por encima y ¡listo!
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