Parece que el estrés en los últimos tiempos es el causante de todos los males y no deberías tomarte esta afirmación a la ligera porque verdaderamente es un elemento esencial en muchos de los procesos vitales. Pero mantener controlados los niveles de cortisol no solo va a ser un factor decisivo para mantener la buena salud de tu organismo, también te va a ayudar a perder peso .
El cortisol (o hidrocortisona), es un glucocorticoide que se produce encima de los riñones (en la corteza suprarrenal), en respuesta al estrés físico o emocional. Su síntesis y su liberación está controlada por la hormona adrenocorticotrópica y el ritmo circadiano.
Por la mañana los niveles de cortisol están más altos, llegando a su valor máximo sobre las 8:00 a.m. (en un horario ‘normal’ en el que recargas energía durante la noche), y pueden ir teniendo variaciones a lo largo de la jornada.
Es importante tener ciertos niveles de estrés, es un aliado para mantener la integridad física o para adaptarnos al ritmo que pueden exigir ciertas situaciones de la vida. Es un gran aliado siempre que hablemos de un estrés moderado, ya que los efectos que produce una exposición prolongada no son para nada deseables.
Un exceso de cortisol provoca ansiedad (que te va a hacer comer más), desequilibrios hormonales, aumento de peso al aumentar la resistencia a la insulina (contrarresta la insulina disminuyendo el uso eficiente de la glucosa), contribuye a la pérdida de tejido muscular, debilita el sistema inmunológico, aumenta el riesgo de osteoporosis, infertilidad y también dificulta la absorción y secreción de minerales como el sodio, el calcio y el potasio.
Ya has visto que unos niveles elevados de cortisol podrían ser devastadores para tu salud, además de ser los responsables de la pérdida de masa muscular y de un aumento de peso. Así que, por mucho que lleves una dieta saludable y tengas un buen y disciplinado entrenamiento, si tu cortisol se dispara no vas a conseguir los objetivos que te has marcado.
La nutrición, el ejercicio físico y el descanso serán tus mayores aliados a la hora de controlar nos niveles de cortisol.
Para que el cortisol disminuya haz descansos que favorezcan la recuperación muscular después de un ejercicio intenso. No hagas sobreesfuerzos y respeta siempre el descanso después de tu entrenamiento.
Incluye en tu dieta alimentos ricos en Vitamina C como kiwis, fresas, naranjas… a diario. Además de disminuir el estrés oxidativo provocado por el entrenamiento, este poderoso antioxidante también disminuye significativamente los niveles de cortisol.
Los ácidos grasos Omega 3 también ayudan a reducir el cortisol ya que disminuye la activación de las glándulas suprarrenales. Tomar un desayuno rico en proteína también es de gran ayuda.
Asegúrate un buen descanso respetando tu ritmo circadiano, una habitación confortable con buena temperatura y sin luz será el lugar ideal para poder caer suavemente en los brazos de Morfeo. Evita la cafeína, la teína y realizar ejercicio intenso antes de acostarte, sobre todo en las horas previas a tu descanso porque te impedirá conciliar el sueño.
Prácticas como la meditación, los masajes o realizar actividades que te resulten relajantes (como las manualidades, la cocina, pintar mandalas o pasear) que te ayuden a encontrar un estado de paz y calma son una buenísima idea a la hora de ayudar a que desciendan tus niveles de cortisol.
Mantén el estrés todo lo alejado que puedas e intenta vivir el presente en calma y con optimismo. Un correcto descanso, un eficiente entrenamiento y una alimentación adecuada harán el resto para regular tu cortisol. Bye bye estrés y hola cuerpazo.
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