Nutricionalmente, la avena destaca por ser una opción altamente proteica en comparación con otros cereales. Asimismo, posee grasas insaturadas y es un alimento rico en potasio, magnesio, calcio y vitaminas del complejo B.

Reduce colesterol (del malo) gracias a la vitamina E, el selenio, los Polifenoles, otros compuestos antioxidantes y una fuente de fitoesteroles (esteroles vegetales) que en nuestro cuerpo tienen la capacidad de reducir el colesterol en sangre. Sobre todo, los betaglucanos que contiene la leche de avena han demostrado ser eficientes para reducir el colesterol total y el colesterol LDL o "malo" en el organismo.

Contiene un efecto saciante. “Su riqueza en fibra y proteínas vegetales permite que su ingesta produzca más saciedad y ayude a reducir el volumen de las comidas”, afirma Laura Parada, Nutricionista de Slow Life House.

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Nos ayuda a dormir mejor. Es rica en triptófano, “un aminoácido que sólo se puede aportar mediante una dieta equilibrada que cubra las necesidades diarias de este elemento, ya que nuestro cuerpo no puede crearlo por sí solo”, aclara la nutricionista. De éste dependen funciones tan importantes como la segregación de serotonina, neurotransmisor responsable entre otras funciones, de la regulación del estado anímico, de favorecer el buen descanso y reducir el estrés.

Es la opción más light de las leches. Cada 100 ml de leche de avena tienen unos pocos más hidratos que la leche de vaca o de origen animal. Sin embargo, posee la mitad de las proteínas y casi nada de grasas, siendo por ello una opción de muy bajo contenido calórico.

“Todos estos beneficios son reales si optamos por las opciones más naturales, sin azúcares agregados, ni aditivos, ya que existen muchas opciones en el mercado que contienen muchas de estas sustancias y bajísimos porcentajes de avena”, concluye Laura Parada.

¿En qué se diferencia de otras bebidas vegetales?

A pesar de ser una leche muy completa, añade Parada, “posee menor contenido graso que la leche de coco. Esta está hecha del jugo extraído de la carne de coco molido y agua. Cerca del 50 por ciento de la grasa en el aceite de coco es ácido láurico, el cual se encuentra muy raramente en la naturaleza”.

Si la comparamos con la leche de arroz, la de avena se pone a la cabeza por su mayor contenido en fibra y proteínas. “La de arroz, además, conlleva un daño potencial con el arsénico residual que puede contener el arroz con el cual se elabora”, expone la experta.

¿En qué momento es mejor consumirla?

Cualquier momento es bueno, aunque, según indica la nutricionista, “por la mañana resulta un alimento con hidratos de bajo índice glucémico y una gran cantidad de fibra soluble. Por lo cual, es una buena opción para regular el tránsito intestinal y ayudar a controlar los niveles de glucosa así como de lípidos en el organismo”.

Asimismo, es un buen snack para media mañana. Gracias a la fibra y las proteínas, nos sentiremos más saciadas para no llegar con tanta hambre a la siguiente comida.

Igualmente, es una buena elección tomarse un vaso por la noche, ya que es rica en triptófano y nos ayudará a descansar mejor.

Leche de coco / pixabay

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