Hace más de dos mil años que se consumen y son un poderoso alimento ancestral . Las cuentas de Instagram más healthy predican sus bondades a los cuatro vientos y es que los germinados son un superalimento con un gran poder antioxidante y también revitalizante. Vamos a contarte por qué deberías incluirlos en tu dieta saludable.
Las semillas germinadas son alimentos vivos que darían lugar a una nueva planta. Al encontrarse en pleno crecimiento tienen una concentración espectacular de nutrientes, además de ser biodisponibles y de fácil asimilación.
Puedes encontrarlos de lentejas, garbanzos, puerro, brécol, fenogreco, trigo sarraceno, centeno, azuki… de las solanáceas por ejemplo no se recomendaría su consumo porque sus brotes resultan tóxicos para el organismo, es decir, olvídate de los tomates, las patatas las berenjenas y los pimientos si estamos hablando de germinados.
Al estar empezando a crecer, están rebosantes de nutrientes capaces de que la planta en la que se irían a convertir se desarrollase plenamente. Las proteínas de las semillas se convierten en aminoácidos de fácil digestión. Así que si tienes digestiones pesadas o problemas de gases o ardor estás de enhorabuena.
Cuentan con grandes cantidades de clorofila que le aporta a los germinados el color verde. Esta sustancia ayuda a aumentar la calidad y la cantidad de glóbulos rojos, oxigena el cuerpo, es antioxidante y ayuda al organismo a depurarse.
Pero la joya de la corona de los germinados son las enzimas, pueden contener hasta 100 veces más enzimas que la planta en la que se convertirán o semilla con la que nacen, ahí es nada. ¿Pero qué van a aportarte estas enzimas? Además de facilitar la digestión, ayudan a restablecer el equilibrio en los procesos inflamatorios reforzando el sistema inmune y ayudan al cuerpo a eliminar toxinas.
Dada su acción depurativa son perfectos para consumir cuando comienza la primavera para depurar el organismo aliviando la llamada astenia primaveral. Tienen el poder de reforzar el cabello, son un diurético ligero y combaten la anemia y la fatiga. Tenemos el cambio estacional a la vuelta de la esquina así que toma nota.
Los germinados se consumen crudos. Puedes hacerlos tú misma en casa activando las semillas que elijas con agua o adquirirlos en tiendas especializadas.
Para hacerlos tú misma tan solo tienes que poner dos o tres cucharadas de las semillas que prefieras (o bien cereales o legumbres) en un recipiente y dejarlas en remojo durante toda la noche. A la mañana siguiente desecha el agua, lava las semillas y colócalas en bote de vidrio, tápalo con una gasa o una tela fijada con la ayuda de una goma y guarda el frasco en un sitio que no reciba luz. Haz esta misma operación una vez al día, en 4 o 5 días ya tendrás listos tus flamantes germinados y te aseguramos que te dará la misma emoción verlos crecer que cuando ibas al colegio.
Puedes añadirlos a tus ensaladas, sándwiches, tortillas, guisos… son muy versátiles y, siendo tan pequeños y frágiles en apariencia, esconden un tesoro nutricional que te va a ayudar a mantener más sano el organismo, tener más vitalidad y mejorar tu estado de ánimo. ¿A qué esperas para probarlos?
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