Combínala. Úsala junto a otras especias, especialmente con pimienta negra: su piperina mejora la absorción de los principios activos de la cúrcuma. Mejor, con grasa. La curcumina es liposoluble, por eso necesita que en las recetas en las que emplees cúrcuma utilices una grasa de calidad, como el aceite de oliva virgen extra, o que aliñes con ella pescados azules ricos en ácidos grasos Omega-3.

Cocínala. El calor hace que la curcumina sea 12 veces más soluble, lo que aumenta su biodisponibilidad. Aprovéchala en recetas que solo necesiten de 10 a 15 minutos al fuego. Con cebolla. La quercitina es un flavonoide vegetal que puedes encontrar en las cebollas y los pimientos y que inhibe las enzimas que desactivan a la curcumina.

Múltiples virtudes

La lista de beneficios que se le atribuyen a la cúrcuma es muy amplia. Un estudio de la Universidad de California (EE.UU.) afirma que su principio activo, la curcumina, mejora la memoria y el estado de ánimo. Además, se ha comprobado su efecto antiinflamatorio, similar al de algunos fármacos. Si quieres saber cómo incluirla en tu dieta, consulta Cúrcuma mágica (Ed. Lunwerg).

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