Su color rojizo se lo debe a su cáscara que está intacta porque no se somete a ningún refinamiento. Se considera un cereal integral y tiene un mayor aporte de fibra, minerales y vitaminas que el arroz blanco. La razón es que conserva todas sus propiedades en el salvado y en su germen. Además, al ser integral cuenta con más proteínas y menos hidratos de carbono que el blanco.

Por otro lado, se sabe que este arroz contiene gran cantidad de antioxidantes que ayudan a frenar el envejecimiento de las células. Es rico en Zinc, hierro y magnesio, lo cual favorece el sistema inmunológico y contribuye a que las heridas cicatricen. Posee un bajo índice glucémico, por lo que mantiene los niveles de azúcar en sangre y la producción de insulina.

Arroz rojo / PINTEREST

Su mayor logro es la capacidad de reducir los niveles de colesterol y triglicéridos en la sangre y ayuda a aumentar los niveles de colesterol ‘bueno’.

Sácale provecho en la cocina

Sí, existe la manera correcta de cocinar este cereal para que quede delicioso y no pierda sus nutrientes. El equipo de nutricionistas de la app Vikika, fundada por Verónica Costa, nos cuentan, paso a paso, cómo debemos tratarlo en la cazuela.

-Como el resto de arroces, se cocina con agua en punto de ebullición unos 20 minutos o al vapor.

- Tiene un truco para darle mayor sabor: tostarlo antes de hacer un poquito.

-Poniendo un poco de aceite de oliva virgen extra, salteamos un ajo laminado con el arroz en la misma olla donde vamos a cocinar. Añadimos un vaso de vino blanco y cuando se haya evaporado, ponemos el doble de cantidad de agua que de arroz. Dejamos en ebullición a fuego medio hasta consumir el agua y tapado. ¡Listo para disfrutarlo con la guarnición que más te apetezca y proporcionar a tu cuerpo una gran cantidad de nutrientes!

Arroz rojo / PINTEREST

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