Aunque ambos nutrientes son importantísimos para el buen funcionamiento y la salud del organismo, tener un control sobre su ingesta te va a permitir mantener un equilibrio entre los ácidos grasos esenciales omega 3 y omega 6. ¿Estás tomando la proporción adecuada de grasas saludables ? Mantener el equilibrio ahora verás que es uno de los pilares fundamentales de la alimentación para lograr una buena salud.
Cuando hablamos de ácidos grasos esenciales quiere decir que se trata de grasas saludables que el cuerpo no puede producir por sí mismo y hay que obtenerlas a través de la alimentación. El organismo necesita esas grasas para proteger la membrana celular y presentar un desequilibrio entre omega-3 y omega-6 puede conllevar serios problemas de salud.
Hoy en día es más fácil obtener omega-6 con la dieta que omega-3 por lo que suele haber un exceso de uno en detrimento del otro. El cuerpo necesita de ambos nutrientes para mantenerse sano y en el equilibrio está la virtud, como casi siempre, así que lo que tienes que lograr es un control cobre la ingesta de nutrientes que te permita equilibrar la balanza de ácidos grasos.
Los ácidos grasos omega-3 ayudan a regular el proceso de inflamación pudiendo reducirla. También hace que la sangre sea más fluida impidiendo coágulos y mejorando la circulación. Además mejora la sensibilidad a la insulina, hormona clave para el control de peso, combate la depresión, refuerza el sistema inmune, disminuye la tasa de colesterol ‘malo’ y contribuye al buen desarrollo muscular.
Por su parte, las grasas omega-6 están involucradas en la formación de las membranas celulares, contribuyen a tener un buen funcionamiento del sistema inmunológico, mantienen sana la retina y las transmisiones neuronales, minimizan los síntomas del síndrome premenstrual y también ayudan a regular los procesos de inflamación del organismo. También combaten la diabetes, las alteraciones en la piel como eczemas o acné, la ansiedad y la depresión.
Los ácidos grasos lo que van a hacer si existe un desequilibrio proporcional en el organismo es que el que tiene una mayor concentración va a inhibir la síntesis del otro. Generalmente en las dietas actuales se da con mayor frecuencia un exceso de omega-6 sobre un defecto de omega-3 lo que tiene como consecuencia perjudicial principal la inflamación.
La proporción óptima entre omega-6 y omega-3 sería entre 1:1 y 4:1 pero suele darse un ratio de 20:1 o 25:1, algo totalmente desproporcionado que pone en peligro la salud y que nada tiene que ver con ese 1:1 del que podían presumir nuestros ancestros.
Este desequilibrio que ocurre como consecuencia de la elevada ingesta de omega-6 se asocia a un aumento de enfermedades inflamatorias, autoinmunes, cardiovasculares, diabetes, depresión e incluso cáncer.
No solo eso, también podrás sufrir síntomas como desequilibrios hormonales, problemas respiratorios y dolor e inflamación crónica. ¿Ves lo importante que es equilibrar estos ácidos grasos en el organismo?
Ya ves qué es fundamental consumir ambos tipos de grasas y, sobre todo, hacerlo en buena proporción para que unas no inhiban los efectos de las otras. Atenta a estos alimentos de los que vas a poder obtener ácidos grasos omega-3 y omega-6.
Los alimentos ricos en omega-3 son las semillas, como las de lino, calabaza, chía… y también los frutos secos como las nueces. Las algas también son una buena fuente de omega-3 y el pescado azul. Con respecto a esto último los pescados como el salmón o el atún suelen estar contaminados con metales pesados por lo que la mejor opción para incluir omega-3 en la dieta a través del pescado sería optar por peces pequeños como las sardinas o los boquerones.
Para conseguir una buena dosis de omega-6 no tendrás problemas porque puedes encontrar estas grasas en alimentos de origen vegetal como los frutos secos, las legumbres, los aguacates, aceites vegetales… Recuerda siempre que un exceso de este nutriente va a provocar un desequilibrio entre los ácidos grasos esenciales así que mantén una correcta proporción para poder beneficiarte de ambos.
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