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Clásicamente la calvicie se veía como un signo de virilidad. El típico macho ibérico con el frontispicio calvo y con pelo en el pecho, inmortalizada magistralmente por el director y actor Santiago Segura en las películas de 'Torrente', ya no está de moda. De hecho, es cada vez más frecuente ver a nuestros famosos como Rafa Nadal, Bono o el líder del grupo irlandés U2, después de haber probado todas las soluciones, habidas y por haber, acudir al especialista para realizarse lo que popularmente se conoce como trasplante de pelo, (trasplante folicular).
A finales del pasado mes de febrero, el insigne dermatólogo Norman Orentreich falleció a los 96 años en la ciudad de Nueva York. Durante los años 50 fue el único capaz de dar esperanzas a aquellos hombres afectados por la inexorable caída del pelo inventando el trasplante capilar. Desde su estudio de la quinta avenida, fue amigo de celebrities como el actor Cary Grant, el pintor Andy Warhol o el escritor Truman Capote, convirtiéndose en un referente de la eterna juventud para los hombres de mediana edad. Por si fuera poco este avance médico, también fue fundador de la marca cosmética Clinique, cuyos productos se venden en todas las tiendas y grandes almacenes del mundo.
Lo que se realiza mediante esta técnica es, con anestesia local y sedación, extraer folículos pilosos de las zonas posteriores como la nuca o las zonas laterales de la cabeza, la barba o incluso el pecho. Donde el pelo raramente se cae y dura prácticamente toda la vida. Una vez extraído mediante diversos dispositivos tecnológicos como microscopios y otros parecidos a un portaminas, se realizan orificios en las zonas afectadas por la alopecia y se implantan los folículos previamente extraídos. Así pues, lo que se hace es mover el pelo de un sitio a otro.
El número de folículos y la densidad de los implantes dependerá del grado que tenga la calvicie. En general se suele priorizar la repoblación de las zonas anteriores del cráneo, teniendo especial cuidado con elegir la zona anterior de implantación del pelo, para que sea lo más natural en relación a la edad y evitando, en la medida de lo posible, el efecto conocido con el nombre de ‘muñeca antigua’, al poner los folículos muy separados unos de otros.
Hay que tener especial cuidado con las zonas de las que se extrae el pelo donante, ya que en ellas no vuelve a crecer. Lógicamente hay que evitar dejar zonas alopécicas antiestéticas y planificar bien la extracción. Otra cosa a tener en cuenta es que entre el mes y los dos meses de habernos realizado el trasplante, el pelo implantado y también parte del nuestro se caerán. Esto se debe a una especie de shock que sufre el cabello por el estrés que supone el procedimiento quirúrgico. Aunque perdamos el pelo, los folículos persistirán debajo de la piel y en el plazo de 6 meses volverá a brotar una nueva cabellera en la zona de los implantes.
Como se pueden imaginar, esta técnica no la cubre la Seguridad Social. El precio dependerá del grado de la calvicie y del número de implantes foliculares necesarios para un resultado estético aceptable. En nuestro país, cada implante folicular cuesta aproximadamente unos 2 euros y por lo general harán falta más de 2.000. Como es lógico, se podrán encontrar diferentes ofertas con precios cerrados, financiación, etc. También hay personas que por motivos económicos eligen desplazarse a otras latitudes como Turquía o Colombia. Si está pensando en realizar esto, infórmese bien. Muchas veces lo barato sale caro.
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