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Los lácteos, en general, son estupendos para nutrirse de proteínas y grasas saludables. Una loncha de queso, por ejemplo, tiene muchos beneficios saludables y equivale en nutrientes a un vaso de leche. Por otro lado, el yogur (sin ser desnatado) aporta un extra con su acción probiótica.
Un equipo de científicos de la Universidad de Copenhague afirmó que incluir el queso en cualquier dieta puede ser saludable y, además, cuanto más grasientos, mejor vistos. La conclusión a la que llegaron tras evaluar la ingesta diaria de queso con grasa regular, en un grupo de personas, durante 12 semanas, fue que no alteró el colesterol LDL (el malo) de manera diferente a una ingesta igual de queso con grasa reducida (en otro grupo diferente). El colesterol HDL (el bueno) por el contrario, sí había variado en uno de los grupos. El afortunado fue el que había estado consumiendo queso con alto contenido en grasa.
Estos alimentos son difíciles de sustituir dada su composición nutricional. Investigadores del CIBEROBN, de la Universitat Rovira i Virgili, en colaboración con 23 grupos de investigación de todo el país pertenecientes al estudio PREDIMED-Plus (Prevención con Dieta Mediterránea), llevaron a cabo un análisis evaluando a más de 6.500 hombres y mujeres de una media de edad de 65 años con obesidad y un elevado riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. Los autores observaron que aquellas personas que consumían una porción de 50 g. de queso al día de varios tipos (fresco, curado, semicurado, manchego, requesón, emmental, etc.) tenían menos riesgo de tener hipertrigliceridemia y colesterol HDL bajo (el colesterol bueno para la salud).
El yogur y el queso son productos fermentados, por lo que contienen bacterias probióticas. Según la ciencia, no sólo reducen el número de bacterias patógenas de nuestro organismo sino que aportan distintos beneficios como la disminución de los triglicéridos en sangre.
David Monzón, copropietario del gastrobar Bendita Locura Coffee & Dreams, advierte que “el queso es bueno para cualquier dieta por su aporte en calcio, vitaminas y proteínas, al margen de que sea un alimento calórico y rico en grasas”. Una de sus recomendaciones como entrante es el queso feta con hummus, “al ser menos calórico es una buena opción para quienes deseen perder peso sin renunciar al queso”. Otra alternativa saludable, según Monzón, es optar por los fermentados como el Cabrales o el Roquefort, “sobre todo para repoblar con bacterias la flora intestinal”.
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