vivir
vivir
Seguramente te identificas con comer sin control cuando estás en casa aburrida sin saber qué hacer, después de una discusión o cuando sientes alguna frustración por algo.
Parece que comemos para satisfacer o aliviar nuestras necesidades emocionales: la ira, el malestar, el aburrimiento… refugiarse en la comida es mas frecuente de lo que creemos y erróneamente pensamos que nos falta fuerza de voluntad para controlarnos.
Cuando comemos, al saborear la comida, el cerebro segrega varias sustancias poderosas que producen placer (cómo la dopamina). Las cosas se complican cuando tu cerebro asocia este alimento o simplemente el hecho de comer con una emoción o sensación negativa. Por ejemplo: las asociaciones más comunes son: “estar triste y comer chocolate”, “sentir estrés y comer galletas”, “tener ansiedad y comer mucho y de todo". Es por este motivo que comer emocionalmente se convierte en un hábito.
Todos tenemos recuerdos en los que de niños nos consolaron con un helado, con un vaso de leche con galletas o con cualquier otra comida reconfortante que nos hizo sentir mejor, nos dejaba un buen sabor de boca. La comida se convierte en mucho más que un alimento, y es que normalmente la asociamos a nuestros seres queridos, al afecto, al consuelo... Esta sensación queda grabada en nuestro cerebro, mezclando sabor y afecto, buscando el mismo consuelo en la comida cuando nos sentimos mal.
Existen una serie de "trucos" o técnicas que nos ayudan a evitar o al menos controlar estos atracones. La psicóloga Silvia Sanz, de Psytel, nos cuenta qué podemos hacer en un momento de ansiedad en la que nos comeríamos la nevera entera:
1. Identificar qué sentimos: pon nombre a lo que sentimos. Presta atención a tu cuerpo a tus emociones.
¿Es hambre o ansiedad? es lo primero que debemos aprender a diferenciar. Cuando vayas a darte un atracón: para un momento para reflexionar y piensa por qué sientes ese impulso. Generalmente, la ansiedad es originada por una o más emociones. Es importante identificar que emoción (tristeza, enfado, rabia, ira, aburrimiento) es la que te genera ansiedad.
Generalmente cuando tenemos hambre sentimos cansancio, falta de concentración, notamos el estómago vacío, nos hace ruido o incluso podemos llegar a sentir molestias intestinales. Además, nos apetece cualquier tipo de comida y no sentimos un fuerte antojo hacia un alimento en particular.
2. Solucionar la causa emocional
-En lugar de darnos atracones para “callar” esa ansiedad, la respuesta la encontraremos solucionando la causa inicial, llegando al origen de estas emociones; a la situación que la desencadena.
-Puede que nos aburramos por las tardes en casa porque no tenemos hobbies.
-Puede que nuestra pareja no nos dedique el tiempo que a nosotros nos gustaría o que nos hable mal.
-Puede que nos hayamos enfadado con algún amigo/a.
En el momento que llegamos a este punto, en la mayor parte de los casos, basta con una conversación para solucionar el problema o con un cambio de perspectiva.
3. Maneja tus emociones: esperar 5 minutos para preparar lo que vas a comer también te ayudará a pensar qué deseas, si es hambre emocional o fisiológica. Cuando sientas el impulso de comer pon el cronómetro 5 minutos. Durante este tiempo, distrae tu mente con alguna actividad saludable. Cambia el foco. Después de que pasen los 5 minutos, pregúntate: ¿Aún siento el deseo de comer compulsivamente?
4. Haz una lista de opciones que te generen bienestar: la única forma de cambiar la rutina de comer emocionalmente es reconocer qué nos motiva a hacerlo y buscar otra rutina que nos permita obtener la misma recompensa
5. Stop! Para para pensar: cuando veas el stop te visualizas cómo quieres estar o poner una foto de tu objetivo. Pensar en las consecuencias de esos atracones.
6.- ¿Que es eso del mindfull eating que tanto escuchamos últimamente?
Una buena estrategia es el uso del mindful eating para hacer a la persona más consciente de ese momento y reducir la velocidad a la que come.
Si el problema es continuo quizás haya detrás un problema emocional más importante. Es interesante trabajarlo, ver de dónde viene y cómo se puede resolver. No intentar esconderlo. Resolviendo este problema quizás se acabe con los atracones. No olvides pedir ayuda a un profesional si tienes dudas sobre ello.
Mindfulness: consejos para comer de forma consciente
Cómo controlar la ansiedad por comer entendiendo tus emociones
¿Acupuntura para la ansiedad y los dolores menstruales? La Universidad de Boston responde