Al contrario de la creencia de muchas personas, la cándida intestinal no se contagia ni es una infección que se transmite. La candidiasis intestinal es un problema que provoca una alteración en la microbiota dando lugar al crecimiento excesivo de esta levadura que vive normalmente en armonía en nuestro cuerpo cuando su salud intestinal es óptima. Te contamos cómo puedes evitar ese desequilibrio.

La llamada Cándida Albicans, es un hongo que se encuentra habitualmente en la boca, el intestino y la vagina (seguramente hayas escuchado y/o padecido el problema de la candidiasis vaginal). El problema no es el hongo en sí mismo, que vive de forma natural en el cuerpo, sino su sobrecrecimiento.

Si nuestro cuerpo está sano, con un sistema inmune fuerte y con la flora intestinal o microbiota equilibrada, el hongo cándida convive pacíficamente, de hecho ayuda a mantener el equilibrio intestinal, absorbe pequeñas cantidades de metales pesados para evitar que entren en la sangre y elimina restos de carbohidratos que no se han absorbido. Un hongo ‘ayudante’ que puede darnos muchos problemas ante una bajada de defensas y un desequilibrio en la microbiota.

¿Qué factores pueden desencadenar ese sobrecrecimiento?

Una mala alimentación va a ser una causa directa de este crecimiento excesivo de la levadura. El abuso de azúcar, alcohol, trigo y alimentos ultraprocesados industriales, lo que va a hacer es aumentar el aumentar los niveles de glucosa en sangre alimentando también a la cándida.

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Consumir embutidos cargados de conservantes, azúcares, féculas, colorantes, lactosa… así como una ingesta excesiva de pescado de piscifactoría y carne no ecológica.

El uso de antibióticos que desequilibra la flora intestinal, los niveles de progesterona elevados (por ejemplo durante el embarazo), un déficit de nutrientes o el cloro del agua del grifo también pueden ser causantes del crecimiento de la cándida, así como el estrés, la obesidad o la diabetes.

Síntomas de la candidiasis intestinal

Aunque hay niveles de gravedad dependiendo del crecimiento de la levadura, los síntomas más frecuentes son muy molestos, incómodos y a todas luces indeseables. Picor en el área genital, dolor de cabeza, mareos, irritabilidad, aumento de peso, hinchazón y malestar intestinal, disminución de la libido… Estos síntomas afectan tanto a nivel físico como emocional.

Uno de los síntomas asociados a la candidiasis es la depresión / pixabay

También pueden aparecer hongos en las uñas de los pies y de las manos, diarrea, falta de concentración, cansancio, debilidad, fatiga, ansiedad, gases, manos y pies fríos, ardor, retención de líquidos y un deseo ferviente de comer dulces y carbohidratos (para que la cándida siga creciendo y alimentándose).

La candidiasis se originaría en el intestino y desde ahí podría pasar a otras zonas del cuerpo. Un test o analítica de orina o un cultivo serían algunas de las formas para diagnosticar la candidiasis.

Cómo tratar la candidiasis con la dieta

Evita los alimentos que te explicábamos que pueden favorecer el crecimiento del hongo. Olvídate del azúcar (también los edulcorantes y la miel), los alimentos procesados, el alcohol y los lácteos.

Sustituye el trigo por cereales sin gluten como el mijo, la quinoa o el trigo sarraceno y, si la candidiasis está muy agravada es recomendable eliminar los vegetales con almidón como la patata, la calabaza o la zanahoria. Elige también fruta con un bajo índice glucémico como los arándanos o la manzana.

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Opta por carne ecológica y pescado salvaje y añade alimentos probióticos a tu dieta, como el chucrut, el kimchi, el kéfir de agua, kombucha o vinagre de manzana. Las bacterias de estos alimentos te ayudarán a reforzar y equilibrar la flora bacteriana. También es recomendable tomar suplementos probióticos con varias cepas de bacterias.

Una alimentación sana, con ‘comida real’, una buena gestión del estrés y una saludable actividad física diaria van a mantener tu sistema inmune fuerte y tu flora bacteriana equilibrada. Ya tienes todas las claves para mantener a nuestra amiga Cándida a raya.

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