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Si has investigado algo (aunque sea un poco) la sección vegana/vegetariana del supermercado, te habrás topado con el tofu al frente de la estantería, pero también con el seitán. Aunque pueda parecer el primo soso del tofu, el seitán es algo más que eso: en realidad, sabe más o menos igual que la carne y puede usarse como sustituto de esta si acabas de decidir que no comerás nada más que proceda de animales. Su consistencia y su sabor pueden hacer que sufras menos, si estás padeciendo síndorme de abstinencia en lo que se refiere a comer carne. En pizza, bocadillos e incluso en hamburguesas, si quieres una alternativa al tofu el seitán se convertirá en tu mejor amigo.
Seguro que te preguntarás cuáles son sus ingredientes. Pues bien, no tiene nada que ver con el tofu. De hecho, es bastante diferente. El seitán está hecho de gluten, la proteína que encontramos en el trigo después de que las partículas de la harina desaparezcan.
El seitán contiene proteínas y es bajo en calorías, pero no deberías centrarte únicamente en él para completar tus necesidades de proteína, ya que no contiene los aminoácidos esenciales que se encontrarían en la proteína animal. Para equiparar la proteína de un filete de pollo con la del seitán tendrías que combinarlo con otros vegetales como pimientos, frijoles, setas o frutos secos.
Tienes que tener en cuenta los conservantes del seitán y comprar la versión menos procesada de todas. Cuántos menos ingredientes tenga, mejor que mejor, ya que hay muchas marcas que utilizan aditivos para que adquiera un color apetecible.
Si no tienes mucha maña en la cocina, estás de suerte: el seitán admite todas las combinaciones posibles. Siéntete libre de experimentar porquie pega con todo. Haz revueltos con verduras, añádelo a la ensalada o incluso, haz tacos o burritos con él. Escojas la combinación que escojas, no te arrepentirás.
Nosotras ya lo estamos añadiendo a nuestra lista de la compra. Y haciendo la pertinente foto para el 'feed' de Instagram.
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