vivir
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Estás entrando en una vorágine nutricional que -casi- no te llegas a creer. La fiebre 'realfooder' con sus correspondientes edamames ha llegado a tu vida, a tu cocina y a tu despensa. Miras los ingredientes de las etiquetas, has abandonado (no sin esfuerzo) los ultraprocesados y tu firgorífico está lleno de frutas y verduras de mil colores, con el objetivo de que Carlos Ríos, se sienta orgulloso de ti.
Hasta aquí todo bien, tu viaje por la 'healthy life' va viento en popa, pero... ¿Alguna vez te has preguntado qué alimentos no debes meter en el frigorífico? De los creadores de "no es lo mismo comer una pieza de fruta entera que un smoothie con esta misma fruta porque las propiedades son distintas" llega: "si metes ciertos alimentos en la nevera pueden perder sabor, propiedades y nutrientes".
No, no estamos exagerando. Y sí, necesitas seguir leyendo. ¿Qué has estado haciendo mal todo este tiempo? Se acabó meter todo en el frigorífico sin ton ni son.
Si eres de las nuestras, seguro que estarás de acuerdo con esta frase: el chocolate es una de las maravillas del universo. Y siempre frío, nunca a temperatura ambiente. Por eso, lo guardamos en la nevera. Pues bien, si lo has hecho (al igual que nosotras) llevas todo este tiempo cometiendo una barbaridad. El chocolate no se puede meter en el frigorífico, ya que las bajas temperaturas hacen que pierda su sabor y aparezca una capa blanca sobre él. Lo mejor que puedes hacer es meter el chocolate en un armario a temperatura mabiente, pero claro, no estará duro y frío.
Si te pones a pensar, seguro que tu abuela guardaba los ajos y las cebollas en un pequeño carro de plástico que hacía de frutero y dónde también, se guardaban las verduras. Nunca jamás, encontrarías un ajo en el frigorífico. Sin embargo, ahora los guardamos ahí y lo cierto es que pierden propiedades y se ponen duros con el frío. Así que liberálos del frío polar y pónlos a temperatura ambiente. Tu paladar lo agradecerá.
Los huevos no deben cambiar bruscamente de temperatura porque pierden propiedades. Si en el supermercado los has cogido de una estantería, no los metas en el frigorífico al llegar a casa.
Cuando abrimos un paquete de jamón serrano lo primero que hacemos es guardarlo en la nevera para que no se ponga en mal estado. Mal. Lo mejor es conservarlo a temperatura ambiente, es más, las propiedades del producto se conservan de manera óptima si está a una temperatura de entre 17 y 23 grados por lo que... el jamón fuera de la nevera. YA.
Sin duda es un mito. Cuando guardamos el pan en el frigoríco no dura más tiempo, sino que pierde propiedades y se pone duro. Si quieres tener siempre pan fresco, corta las rebanadas que no te vayas a comer y mételas en el congelador. Solo las tendrás que descongelar cuando quieras pan fresco.
Seguro que este dato lo desconocías, pero el almidón de las patatas con el frío, se convierte en azúcar, por lo que adquieren una textura arenosa y dulce. Si no quieres que te pase esto, guárdalas en el armario, lejos de la luz solar.
Si eres de aquellas insensatas personas (nosotras levantamos la mano) que guardan los plátanos en la nevera, tenemos una noticia que darte: no lo hagas. Si lo piensas, el plátano es una fruta tropical por lo que está acostumbrada a crecer en un clima caluroso. ¿Por qué los metemos al frío entonces? Lo mejor que puedes hacer es mantenerlos a temperatura ambiente para que maduren con noramlidad y no pierdan ninguna propiedad.
Los quesos como la mozzarela o el queso fresco son los únicos que debes guardar en el frigorífico. Los quesos, cuánto más curados, menos frío necesitan ya que pierden sabor y se agrietan.
Ni la sandía ni el melón deberían de estar nunca en la nevera. Pierden propiedades, sabor y textura cuando los guardas en el frigorífico. Basta con taparlas con un film transparente y guardarlas a temperatura ambiente.
Los tomates, si los guardas en la nevera, pierden su sabor y sus propiedades, se escarchan por dentro, cambian de textura y eliminan su proceso natural de maduración. ¿Moraleja? Nunca jamás los metas en la nevera.
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