El 21% de las mujeres sufren apnea, frente al 32% de los hombres. /
A pesar de ser un trastorno muy común (se calcula que afecta a dos millones de españoles), el síndrome de apnea obstructiva del sueño es un patología que se estudia desde hace relativamente poco. Un panorama que está cambiando ya que tras sus escandalosos ronquidos se esconde todo un universo de pausas respiratorias y microdespertares que comprometen la salud más de lo que parece a simple vista.
El mecanismo de la apnea es sencillo. En algunas personas, la vía respiratoria se colapsa durante el sueño y no permite pasar el aire. Esta pausa puede durar de 10 a 15 segundos. "Ante el descenso de oxígeno en sangre, el cerebro nos despierta durante un par de segundos para volver a respirar", explica el dr. Carles Gaig, coordinador del Grupo de Estudio del Sueño de la Sociedad Española de Neurología.
Durante décadas, los hombres han sido, casi en exclusiva, los protagonistas de los estudios sobre este trastorno, un sesgo que tiene consecuencias para la salud femenina, ya que lo que es cierto para ellos no tiene por qué serlo para ellas. ¿Un ejemplo? Hasta 2014 no se publicó el primer estudio que analizaba la relación de la apnea obstructiva del sueño en mujeres con las enfermedades cardiovasculares. Fue en el American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine y reveló que las pacientes con apnea no tratada padecen un mayor riesgo de sufrir problemas cardiovasculares graves.
"Por descubrimientos como este se ha empezado a estudiar más este síndrome en la mujer y, gracias a ello, nos hemos dado cuenta de otras cosas importantes, como que el perfil de la apnea obstructiva del sueño que se da en ellas no es exactamente igual al que muestran los hombres", advierte la dra. Olga Mediano, neumóloga y coordinadora del área de Sueño de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica.
Aunque tanto hombres como mujeres comparten la obesidad como uno de los mayores factores de riesgo para sufrir apnea, si se analiza la forma de presentarse este síndrome en unos y en otras en cuanto llegan a la consulta comienzan las diferencias. "Lo habitual es que al varón le traiga su pareja porque hace pausas en la respiración por la noche, ronca mucho y se queda dormido durante el día. Sin embargo, el perfil de la mujer con apnea no es este. En ellas, la pareja normalmente no se da cuenta de que hagan pausas al dormir y no presentan tanta somnolencia diurna", explica la dra. Olga Mediano.
¿De qué se quejan entonces las mujeres con apnea en la consulta? Pues de cansancio. El problema es que ese agotamiento comparte características con el que provocan otros trastornos que tradicionalmente sí se asocian a la salud femenina, como el insomnio o la fibromialgia.
"Además, como en ellas el cuadro de agotamiento es más prolongado en el tiempo que en ellos, en muchos casos cuando llegan a la consulta también padecen cierta depresión y problemas de memoria y atención. Ellos son más fáciles de identificar, mientras que ellas llegan con un perfil clínico sutil y eso hace que a veces, por error, no se les haga el estudio de sueño que necesitan", expone la dra. Mediano. Si, desafortunadamente, se confunde la apnea con insomnio, el problema empeora, ya que la medicación para combatirlo relaja más la vía aérea, lo que puede empeorar la apnea. "Esto no quiere decir que todas las pacientes con insomnio requieran un estudio de sueño, pero sí que es necesaria una historia clínica detallada, porque gracias a ella podemos sospechar que hay una apnea asociada a esa dificultad para conciliar o mantener el sueño", dice la experta.
A la obvia pérdida de calidad de vida que supone no poder descansar, hay que añadirle a la lista de consecuencias que provoca este trastorno respiratorio el hecho de que multiplica por cuatro las probabilidades de sufrir un accidente de tráfico. De hecho, los especialistas recomiendan a los pacientes más graves que no conduzcan. "A corto plazo, el sueño roto por las apneas también afecta al cerebro y hace que nos cueste prestar atención durante el día y rendir cognitivamente. Además, los microdespertares evitan la consolidación de la memoria nocturna", explica el dr. Carles Gaig.
Las pausas respiratorias, los ronquidos y los microdespertares también producen alteraciones que aumentan el estrés oxidativo y acaban creando un estado proinflamatorio que contribuye al inicio o la progresión de los trastornos cardiovasculares.
Pero los datos más actuales aseguran que no solo el corazón sufre por culpa de la apnea. Este síndrome también se ha relacionado con la aparición de diabetes porque es capaz de afectar el metabolismo de la glucosa y producir resistencia a la misma. De hecho, según la Federación Internacional de Diabetes, tratar la apnea ayuda a reducir la dosis necesaria de insulina en diabéticos.
"A largo plazo, se está investigando si la imposibilidad de tener un sueño reparador por la apnea influye en la aparición del Alzheimer, ya que se ha comprobado que durante el sueño evacuamos sustancias tóxicas para el cerebro. Pero si dormimos poco, no las eliminamos en igual medida. Esta es una posibilidad. Lo que sí sabemos con certeza es que no descansar bien aumenta la presencia de otras enfermedades que también afectan al cerebro, como la ansiedad, la depresión, el ictus y la embolia cerebral", concluye el dr. Carles Gaig.
Infografía sobre los trastornos respiratorios durante el sueño. /
Ante un paciente con apnea del sueño lo primero que hay que hacer es investigar si la causa que la provoca es reversible. Y este es el momento de recordar que el 60% de los pacientes con apnea obstructiva sufre obesidad, un factor de riesgo importante, aunque no el único.
"Estamos realizando un estudio para distinguir los distintos fenotipos de pacientes con apnea y creemos que en las mujeres premenopáusicas no se cumple el perfil de obesidad. Pensamos que en ellas entran en juego otros factores, como la anatomía de la vía aérea superior y la debilidad de esa vía aérea. Son pacientes delgadas o con ligero sobrepeso, que tienen apneas del sueño porque su vía aérea se colapsa más fácilmente. En este fenotipo, la genética tiene mucho que ver", explica la dra. Mediano.
Sea por anatomía o exceso de peso, para algunos pacientes la solución puede suponer una visita al quirófano. Si la persona tiene una amígdala o una úvula grande, se valora una cirugía que reduzca su tamaño. Si presenta una barbilla hipertrófica que resta mucho espacio a la vía aérea, se puede realizar un avance mandibular. Si la vía aérea está obstruida por nódulos o el tabique de la nariz desviado, se pueden corregir. Incluso si el problema es la obesidad y un paciente no es capaz de perder peso, el quirófano puede ser una opción. "En personas que necesitan perder 30-40 kilos y sufren apneas graves, con 60 y 70 por hora, la cirugía bariátrica da buenos resultados. La pérdida de peso logra reducir el número de apneas y en algunos casos desaparecen", señala la dra. Olga Mediano.
Si estos tratamientos, que son definitivos y pueden curar al paciente, no se pueden realizar porque la persona no es una candidata idónea a la cirugía, el recurso de elección es la CPAD ( dispositivo de presión positiva continua en la vía aérea): una mascarilla conectada a una máquina que se usa durante el sueño y que mete presión por la nariz para abrir la vía aérea mientras la persona se encuentra dormida.
Pero cuando el paciente no tolera la CPAD, existe otro tipo de prótesis de avance mandibular que se emplea durante el sueño y, que como su propio nombre indica, logra adelantar la mandíbula llevándola por delante del maxilar, lo que produce un aumento del espacio de la vía aérea.
"Aunque estos dispositivos funcionan mejor en los pacientes delgados que sufren una apnea leve-moderada, a veces también los usamos en los casos graves que no son capaces de tolerar la CPAD, como una segunda línea de tratamiento", explica la dra. Mediano.
¿Y qué nos deparará el futuro? Quizá en unos pocos años, los fármacos puedan ofrecer una tercera opción para quienes sufren este problema. "Acaba de publicarse un artículo sobre la eficacia de los fármacos en el tratamiento de la apnea obstructiva del sueño, pero todavía se encuentra en una fase de investigación muy precoz", adelanta la especialista.