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Con la llegada del verano disfrutamos de más horas de luz, y es en vacaciones cuando puedes aprovechar para recargar energía y mejorar la salud de tu organismo. Ajustar ritmos circadianos, una dieta saludable con alimentos refrescantes de temporada, baños de sol… te contamos cómo sacarle todo el partido a tus vacaciones.
La exposición a la luz del sol tiene multitud de beneficios. Uno de ellos es que va a favorecer la síntesis de Vitamina D, importantísima para el organismo, esta vitamina incrementa la absorción de calcio y fósforo en el intestino, protege la musculatura, es cardiosaludable, mejora la función cognitiva, fortalece huesos y dientes y refuerza el sistema inmunológico.
Los baños de sol también te van a ayudar a mejorar el estado de ánimo. Recuerda que para beneficiarte de ellos deberías exponerte al sol sin protección durante al menos 15 minutos y no en las horas centrales del día.
El sol también va a ayudarte a resincronizar tus ritmos circadianos. Los ciclos diarios de luz y oscuridad no son fáciles de seguir de forma natural durante el invierno debido a los horarios de trabajo y las responsabilidades diarias. Nos levantamos cuando aún no ha amanecido y nos acostamos horas después de la puesta de sol. Las vacaciones son el momento perfecto para volver a recolectar con los cambios de luz naturales regulando también la hormona del estrés (cortisol), la melatonina (hormona sintetizada a través del triptófano) y la prolactina.
Nuestro cuerpo está diseñado para seguir el ciclo de luz natural, sincronizando de nuevo tus ritmos circadianos vas a poder dormir mejor y bajar tus niveles de estrés. Aprovecha las vacaciones para ajustar tu reloj biológico.
En verano los días se alargan y nos da la oportunidad de hacer muchas más actividades que en invierno. Sin embargo, el calor en las horas centrales del día, invita a posponerlas y descansar, por ejemplo con una reparadora siesta. Las vacaciones son el momento perfecto, gracias a que no tienes horarios, para hacer esos descansos seguidos de actividades de menor intensidad que en invierno. Los paseos por la playa, nadar, correr al trote por el campo o un bosque, hacer rutas de senderismo, bailar o montar en bicicleta son actividades perfectas para bajar el ritmo manteniéndote activa y vital.
Sin horarios, en un destino que invita al descanso y al relax, ya sea montaña o mar, nada mejor que volver a conectar con la naturaleza. Andar descalza por la playa o la hierba, respirar aire puro para hacer acopio de vitalidad para el próximo invierno, comer alimentos de temporada como frutas refrescantes o verduras, leer a la sombra que ofrece un árbol… son muchas las formas que tienes de reconectar con la madre tierra para cargar las pilas y llevarte toda esa energía a casa. Esto va a disminuir tus niveles de ansiedad y va a aportarte calma y sosiego.
No olvides la importancia de hidratarse en verano, ya que el calor y el ejercicio físico, aunque sea liviano, van a hacer que pierdas agua y minerales a través del sudor. Bebe mucha agua y aprovecha las frutas de temporada como la sandía o el melón para rehidratarte ya que están compuestas por un alto porcentaje de agua.
Disfruta del dolce far niente de las vacaciones, de la buena compañía, de la comida, del sol, de las siestas y de actividades que te aporten bienestar como nadar o caminar por la orilla del mar. Volverás a tu ciudad con las pilas cargadas y con toda la energía vital para pasar un mejor invierno.
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