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Son un clásico del verano, para ir a la piscina, a la playa o incluso para estar en casa, seguramente también las habrás visto o llevado alguna vez a la calle. Sea como fuere es indiscutible que son el calzado más utilizado durante el verano y las vacaciones pero cuentan con peligros asociados que seguramente no te imaginas. Toma nota del daño que las chanclas, sandalias o flip flops le pueden estar haciendo a tus pies.
Las chanclas parecen la opción más cómoda y fresca para caminar en verano pero hay que tener en cuenta que este tipo de calzado realmente no está diseñado para caminar. Según el Colegio Oficial de Podólogos de la Comunidad de Madrid (COPOMA), “Abusar de las chanclas en verano es un error, pues a la larga pueden perjudicar, no solo a nuestros pies, sino también a nuestra pisada que puede verse modificada.”
La mecánica del pie al andar es simple, el talón contacta en primer lugar con el suelo y después el peso va pasando a la zona media y de ahí a la almohadilla de debajo de los dedos desde donde se coge impulso hacia adelante para dar el paso. Pues bien, si nuestro pie tiene una chancla esta forma natural de andar no puede darse ya que el calzado saldría disparado hacia adelante así que el movimiento que realiza el pie para evitar que la chancla se salga es flexionar la planta del pie hacia adentro con un efecto garra que es antinatural y puede provocar lesiones.
Cuando se hace este movimiento de contracción con el pie para agarrar la chancla y que no se salga, se pone en tensión la fascia plantar que es una banda de tejido elástico que va desde el talón a la zona de debajo de los dedos o metatarsal. Esta tensión de la fascia puede producir inflamación y dolor en el arco plantar que es lo que se conoce como fascitis plantar y que puede derivar en espolón calcáreo si se sufren roturas en la fascia que se calcifican, un proceso muy doloroso si no se trata a tiempo.
El uso de chanclas o sandalias sin sujeción puede entonces cambiar la pisada natural y una pisada modificada no solo puede provocar fascitis plantar, también metatarsalgia, neuroma de Morton en casos extremos, e incluso lesiones en las caderas o las rodillas, además de poder causar los llamados dedos en garra.
Andar descalza es un placer y no supone estos riesgos que presentan las chanclas pero como no podemos ir andando descalzas más que en momentos puntuales la solución pasa por un gesto bastante sencillo según los podólogos. Parece ser que todos estos riesgos se prevendrían con algo tan simple como usar sandalias que tengan una tira que sujete el talón, así la mecánica natural del pie no se alteraría y la pisada sería relajada y son contracciones de la fascia plantar.
Los expertos de COPOMA, además de una buena sujeción del pie, recomiendan que la suela del calzado tenga entre 3 y 4 cm para poder ejercer una pisada amortiguada.
Si quieres cuidar la salud de tus pies y no alterar su pisada natural evitando así lesiones y daños nada deseables este verano, opta por unas sandalias que te ofrezcan buena sujeción y amortiguación y olvídate de las tradicionales flip-flop para pisar firme y con garbo este verano.
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