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El estudio. De las más de 12.000 clases de microorganismos que viven en nuestro intestino hay una familia que reina en el de los atletas: la Veillonella. Científicos del Joslin Diabetes Center de Boston han inoculado esta bacteria a ratones de laboratorio y han comprobado que corren un 13% más.
La respuesta. Cuando hacemos ejercicio intenso los músculos transforman la glucosa en ácido láctico, una sustancia que llega hasta al intestino y es el alimento específico de la Veillonella. Para devolver el favor al atleta, estas bacterias transforman ese ácido láctico en ácidos grasos de cadena corta que vuelven a la sangre listos para dar un plus de energía a los músculos del deportista.
Si fantaseas con la posibilidad de que un suplemento probiótico de Veillonella transforme tu cuerpo en el de un atleta... te equivocas. Los investigadores advierten que un probiótico podría poner la cepa "atlética" en tu organismo, pero si tus músculos no generan ácido láctico, se morirá de hambre y desaparecerá. Nada te libra de entrenar.